El Parlamento de Corea del Sur aprobó este sábado la destitución del presidente Yoon Suk-yeol, en una decisión histórica que contó con el apoyo de legisladores de su propio partido, el conservador Partido del Poder Popular (PPP).
La moción fue respaldada por 204 votos a favor, superando los 200 necesarios para lograr una mayoría de dos tercios en la Asamblea Nacional. De los 300 diputados, hubo 85 votos en contra, tres abstenciones, y ocho papeletas nulas, lo que indica que al menos 12 legisladores del partido gobernante votaron a favor de destituir al mandatario.
La controversia se desató cuando Yoon declaró la ley marcial el 3 de septiembre, una medida que ha sido fuertemente criticada por sectores opositores y la sociedad civil como una violación a la Constitución. Ahora, el primer ministro Han Duck-soo asumirá de manera interina las funciones de jefe de Estado y Gobierno hasta que el Tribunal Constitucional determine si el presidente infringió la Carta Magna.
El tribunal tiene un plazo máximo de 180 días para emitir un fallo definitivo. Si se confirma la violación constitucional, Yoon se convertiría en el segundo presidente inhabilitado en la historia democrática del país, tras la destitución de Park Geun-hye en 2017 por corrupción. En contraste, en 2004 el presidente Roh Moo-hyun fue destituido por el Parlamento, pero luego restituido por el Tribunal Constitucional.
Protestas populares y un nuevo símbolo de resistencia
En las calles de Seúl, miles de manifestantes celebraron la decisión parlamentaria. Muchos agitaban bastones luminosos de K-Pop, que se han convertido en un inesperado símbolo de las protestas contra Yoon. Las escenas de júbilo resaltan el impacto social de esta crisis política, en un país donde la movilización ciudadana ha sido clave en momentos históricos recientes.
El proceso de destitución de Yoon marca un momento crítico para Corea del Sur, que ahora enfrenta una nueva etapa de incertidumbre política mientras espera el fallo del Tribunal Constitucional.
Redacción/El Nacional