Este jueves, el papa Francisco, de 88 años, sufrió una caída en su residencia, la casa de Santa Marta, lo que le ocasionó un hematoma en el antebrazo derecho. Afortunadamente, no se registraron fracturas, aunque se le inmovilizó el brazo como medida de precaución, según informó la oficina de prensa del Vaticano.

A pesar del incidente, el pontífice mantuvo su agenda habitual sin interrupciones, que incluyó cinco audiencias, entre ellas una reunión con el colegio de sacerdotes argentinos de Roma. En las imágenes distribuidas por el Vaticano, se observa al papa con una venda blanca en el brazo afectado.

Esta es la segunda caída del pontífice en un breve lapso de tiempo. El pasado 7 de diciembre, Francisco apareció con un hematoma visible en la barbilla tras golpearse con una mesilla de noche, según explicó Matteo Bruni, director de la oficina de prensa de la Santa Sede.

El papa, quien enfrenta graves problemas de movilidad debido a una gonalgia en la rodilla derecha, utiliza una silla de ruedas o, en ocasiones, un bastón para desplazarse. A pesar de estas limitaciones físicas, ha continuado cumpliendo con su agenda de actividades, demostrando su compromiso con sus responsabilidades pastorales.

El incidente refuerza las preocupaciones por la salud del papa, pero también evidencia su determinación para seguir liderando la Iglesia católica, incluso en medio de los desafíos que representa su estado físico.

Redacción/El Nacional