José Luis Garay/El Nacional
Con un gesto de serenidad y confianza dibujado en el rostro, Don Gustavo Casanova Flores, contempla la tumba de su amada esposa que en vida llevó el nombre de María de La Luz de León Castillo y ahora descansa en paz en el panteón municipal de la Ciudad de General Escobedo Nuevo León.
Acompañado de su hija Lorena Patricia Casanova y con 75 años de existencia, don Gustavo pinta con esmero la cruz y tumba de doña María compañera inseparable de sus pensamientos y su corazón.
Pues asegura que al morir ella hace ya 20 años, nunca pasó por su mente unirse con ninguna otra mujer.
“Cuando ella se fue nunca más quise volverme a casar, me dedique a mis hijos y gracias a dios me han salido muy buenos, aquí vengo siempre a visitar su tumba yo con mis propias manos le arregle su losa y su cruz”, mencionó emocionado Don Gustavo.
El señor Casanova tiene otro motivo muy poderoso para visitar este sepulcro, pues en el mismo lugar descansan los restos de una de sus hijas, que falleció cuando tenía tan solo 21 años.
“El padecimiento de mi esposa fue muy doloroso pues murió de cáncer y mi hija igual ella falleció por leucemia, es una enfermedad muy dura”, expresó Casanova.