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Redacción/ El Nacional

Las aplicaciones o apps de smartphones contra la corrupción proliferan casi al mismo tiempo y con la misma incertidumbre que la aplicación de las tecnologías de la información por parte de los gobiernos para incrementar la transparencia pública.

Su eficacia, de momento, se ha demostrado limitada, según un informe de Dieter Zinnbauer de la Social Science Research Network. Hay enormes limitaciones: la protección de la privacidad, la lucha contra los hackers, la gestión de los datos y, sobre todo, la validación de la información.

Pero, limitaciones aparte, el mundo de las apps contra la corrupción da sus primeros pasos en la movilización social a través de los dispositivos inteligentes y del llamadocrowdsourcing (uso de miles de fuentes individuales) contra el fraude y el abuso.

He aquí algunas de las apps más relevantes.

FILADELFIA: DENUNCIAS ANÓNIMAS DESDE EL IPHONE

“Proteje el dinero de tus impuestos. Informa del fraude, el dispendio y el abuso”. Con este mensaje el city controller (interventor) de la ciudad estadounidenses de Filadelfia insta a los ciudadanos a que denuncien por medio de mensajes, fotos y vídeos, la corrupción y las malas prácticas municipales.

Lanzada en 2011, la app “Philly Watchdog” está disponible en las principales plataformas para los teléfonos móviles basados en Android y IOS. Es, esencialmente, una herramienta de denuncia. Ésta se puede hacer de forma anónima o al descubierto, e incluye la posibilidad de geolocalizar por medio de GPS los incidentes. Además, con un click, el usuario puede ponerse en contacto con la oficina anti fraude del interventor de la ciudad.

Aunque se ha llevado el premio de la Asociación Nacional de Comunicadores y tiene a gala ser la primera aplicación del estilo en el país, los sindicatos advierten que puede ser utilizada como forma de venganza de los ciudadanos contra los funcionarios públicos, según FastCompany.com

INDONESIA: ¿ERES CORRUPTO? MÍDETE CON UNA APP

Indonesia es un país en el que, lo admiten sus propios empresarios, es casi imposible lanzar un negocio sin prever una cantidad para sobornos. Está en el lugar 114 de los 177 países listados en el Índice de Percepción de la Corrupción. “La gente está acostumbrada a pagar a funcionarios por servicios que deberían ser gratuitos”, explicaba Wahyudi, coordinador de Transparencia Internacional en Yakarta, al diario Global Post.

El problema, en parte, es que la mayor parte de los indonesios no tienen claros los límites de lo que es corrupción, según el organismo anticorrupción Corruption Eradication Commission (KPK).

Por ello, el KPK ha lanzado una app con un cariz esencialmente pedagógico: mete al internauta en un parque temático en el que se le va mostrando cómo evitar pagar o recibir sobornos y a cambio de eso gana un premio. Puede jugar toda la familia.

Un ejemplo citado por el diario: Digamos que trabajas para un ministerio. Se te encarga comprar ordenadores para toda la oficina. Tienes que pedir a las empresas privadas que te hagan ofertas. Una de ellas te regala un ordenador para tu propio uso y te dice que es solo un agradecimiento por ayudarle. ¿Qué haces? Si lo aceptas, aparece un robot que te lanza un reproche: “Tienes que mantener tu integridad”.

El KPK reconoce que esta app no va a impedir la corrupción, porque los corruptos a gran escala suelen saber que lo son, pero se apunta a un aumento de la concienciación contra una de las principales lacras económicas de uno de los países más boyantes de la región.

HUNGRÍA: CORRUPCIÓN DE PROXIMIDAD

Se estima que el mercado negro supone un 20% del PIB húngaro y que los sobornos llegan a ser de entre el 3 y el 25% de cada transacción.

K-monitor, un organismo ciudadano de vigilancia que pretende explicar cómo se usan los impuestos, ha creado una app contra el fraude y la corrupción. A través de un mapa el usuario puede consultar los proyectos públicos, cuánto cuestan y de dónde ha salido el dinero para costearlos.

Incluye también un “mapa de la corrupción”, que permite buscar por localización casos ya probados. En los abiertos, se puede recibir información actualizada cuando se produzca.

Los usuarios registrados también tienen la posibilidad de enviar información y contenido.

RUSIA: DENUNCIA CUÁNTO PAGAS EN MORDIDAS CON BRIBR

En países como Rusia, existe, por un lado, la corrupción a gran escala y por otro las pequeñas corrupciones de todos los días, esas mordidas que se tienen que pagar a funcionarios públicos, a la policía o a los bomberos.

Un grupo de 20 personas lanzó en 2012 una aplicación llamada Bribr que permitía a los usuarios localizar de forma anónima, en un mapa, el dinero que tuvieron que pagar en una mordida. Es el llamado crowdmapping.

En las dos primeras semanas se descargaron Bribr más de 20 mil personas y se informó de casi 200.000 euros en presuntos sobornos. Gran parte, el 25%, eran pagos a funcionarios de universidades a cambio de títulos y cambios en los exámenes. El segundo caso más frecuente eran lo que pagaban para conseguir la admisión de niños en guarderías, segúnThe Moscow News.

El manifiesto del equipo de Bribr le restaba culpa a quien pagaba el soborno, porque, aseguraban: “en algunos casos los pagos compensan los bajos salarios de los funcionarios, en otros las leyes están escritas de tal forma que hacen imposible no violarlas”. La aplicación desapareció hace un año y la página web cerró sin más explicaciones.

Un grupo de 20 personas lanzó en 2012 una aplicación llamada Bribr que permitía a los usuarios localizar de forma anónima, en un mapa, el dinero que tuvieron que pagar en una mordida. Foto:crowdmap.com/welcome

INDIA: STREAMING DIRECTO DE COBRO DE SOBORNOS

En el vídeo promocional se ve a un dibujo animado entristecido contándole a un amigo cuánta corrupción hay en India, algo que afecta hasta a los juegos de la Comonwealth. “Todos los indios pagamos una parte de nuestro dinero en impuestos, ganado con el sudor de nuestra frente, para que se lo lleve luego un grupo de políticos corruptos”.

Es la presentación en las tiendas de Google Play y App Store de la aplicación anti corrupción del Gobierno de Nueva Delhi. Invita a los ciudadanos a convertir su teléfono en una cámara espía que permita denunciar sobornos y subirlos directamente a una base de datos del gubernamental. La ventaja es que, incluso aunque los funcionarios corruptos te descubran realizando la grabación y te quiten el móvil y lo destruyan, como ha ocurrido según los responsables, las imágenes ya están en el servidor del Gobierno y por tanto pueden ser usadas.

Es una creación del Aam Aadmi Party y el jefe del Gobierno de la ciudad, Arvind Kejriwal. Incluye un botón de llamada a la línea de atención contra la corrupción, que recibe unas 10 mil llamadas diarias, según Hindustan Times.

CHINA: EL PARTIDO CONTRATACA CON SU PROPIA APP

En medio de una campaña mediática para mostrar contundencia en la lucha contra la corrupción, el Partido Comunista Chino dirigido por Xi Jinping lanzó a finales de 2014 una aplicación móvil en la que los usuarios reciben alertas con las nuevas detenciones y casos que las autoridades investigan.

Desarrollada por la Comisión Central de Inspecciones Disciplinarias (CCDI, siglas en inglés), el brazo anticorrupción del Partido, ofrece reportajes interactivos, gráficos, etcétera. Algunas alertas llegan cada 20 minutos.

Según la CCDI, en 2014 investigaron a 71.748 personas por “violaciones disciplinarias”, un eufemismo en el que Pekín engloba la malversación de fondos públicos o el soborno. En esa cifra astronómica encontramos tanto a tigres (funcionarios de alto nivel) como a moscas (gobernadores locales, por ejemplo). El truco es hacer ruido cazando muchas moscas y acallar el malestar popular dándole caza a un tigre de vez en cuando.

Los críticos insisten en que iniciativas de este tipo no resuelve un problema endémico del que es responsable el propio Partido.

En China más del 80% de los casi 530 millones de usuarios de Internet navegan a través del teléfono móvil. Las apps hacen furor, pero en concreto no se sabe cuántas personas se han descargado esta. Según los medios oficiales como la agencia oficial Xinhua, ha contado con un “buen recibimiento” por parte de los ciudadanos.

Precisamente, no son las herramientas oficiales las que triunfan entre los internautas chinos, magos a la hora de sortear la censura. El problema es que su margen de acción, su ventana de tiempo a la hora de actuar, es limitado. Hace cuatro años, por ejemplo, existía una página llamada “Ta Shou Hui Le” (él recibió sobornos), inspirada en una plataforma similar india, en la que los ciudadanos podían denunciar casos de corrupción. Gestionada por voluntarios que aseguraban verificar cada una de las alertas para evitar condenas maliciosas, fue censurada por el Gobierno.

UGANDA: ACCIÓN POR LA TRANSPARENCIA EN APP

Tres distritos ugandeses han distribuido aplicaciones móviles con geolocalizador GPS para auditar cómo se utilizan los presupuestos estatales, sobre todo en educación y salud. Personal y vecinos cercanos a varios colegios y hospitales ya tienen el servicio, que pretende descubrir los agujeros por los que se filtra el escaso dinero oficial para estas partidas.

La clave es que, una vez descargada la app, conocida como Action For Transparency, A4T app, un usuario puede recibir el presupuesto y el número de trabajadores de cada escuela u hospital en función de la propia localización GPS, según el Mail&Guardian Africa. Si sospechan que parte del presupuestos, por ejemplo para tizas o para vendajes, ha sido desviado, el usuario puede apretar el botón de “silbato” para informar al webmaster y a la propia página web y de Facebook de Action for Transparency.

Tres distritos ugandeses han distribuido aplicaciones móviles con geolocalizador GPS para auditar cómo se utilizan los presupuestos estatales, sobre todo en educación y salud. Foto: Especial

 

Al publicarlo, aseguran los creadores, y exponerlo públicamente, hay menos miedo de ser despedido si se trabaja en el sitio, o de ser incluso atacado. Pero es, sobre todo, una forma de desalentar la corrupción por miedo a la exposición.

 

Se trata de una iniciativa conjunta del Fojo Media Institute, de la Universidad Linnaeus de Suecia y la Fundación para el Desarrollo Mediático de Uganda (UMDF) y el Centro para el Desarrollo de la Excelencia Africana (ACME).