Fue descubierta una red de pornografía y extorsión infantil que operaba en el municipio de Altamira, Tamaulipas.
Tras una investigación cibernética de la Policía Federal y Gendarmería que se logró ubicar la red que utilizaba a niños de primaria y secundaria para cometer los delitos.
Reveló que todo comenzó cuando niños de sexto de primaria y los tres niveles de secundaria se tomaban fotografías íntimas para enviarlas a sus compañeros por Whatsapp; sin embargo, las imágenes llegaron a manos de los delincuentes.
Los maleantes se contactaban con los menores y los amenazaban con enviar las fotografías que compartieron con sus amigos a sus familias, y a cambio les pedían imágenes íntimas.
Algunos de los niños contaron a sus padres lo que ocurría, y juntos acudieron a interponer las denuncias correspondientes, comenzando así con la averiguación que permitió dar con los presuntos responsables.