Erika Williams/El nacional
Los síntomas de fatiga hacen que el deseo se vea afectado, con más frecuencia en las mujeres que en los hombres. ¿Qué podemos hacer para recuperar las ganas?
La vida cotidiana exige respuestas inmediatas en las distintas áreas: trabajo, familia, hijos, pareja y vida social. En ese trajín aparecen los síntomas de fatiga, que se clasifican en cansancio físico y cansancio mental, y es inevitable que el deseo sexual se vea afectado.
Es frecuente que la persona reconozca que desde hace un tiempo (como mínimo tres meses) la capacidad para generar encuentros y para fantasear se encuentra disminuida.
No hay datos sobre la frecuencia del trastorno, pero se estipula que la disminución del deseo sexual en la población general estaría entre un 15 y un 33%. Las investigaciones revelan que en la mujer alcanza la cifra máxima, es decir, un 33%.
En los hombres, los problemas en el deseo sexual suelen aparecer con más frecuencia luego de los 50 años y coexisten con una disminución de la testosterona. Es habitual que se acompañe de disfunción eréctil.
Cuerpo y mente dice “no” La fatiga mental impide que se dejen de lado las preocupaciones y se abra paso a los pensamientos y las fantasías eróticas. La persona se siente abrumada, aturdida y no puede imaginarse en una situación sexual. Esta inhibición sobre el deseo y la imaginación obtura cualquier posibilidad de encuentro.