Redacción/El Nacional
Francisco Javier, un menor de 12 años que vivía en Chimalhuacán, Estado de México, prendió fuego a unos pastizales de Aguascalientes y se quedó en el centro de las llamas con la intención de morirse, asegurando que nadie lo quería.
“¡Déjenme, déjenme, nadie me quiere! ¡Ya no quiero existir, ya no quiero existir!”, dijo el pequeño a los agentes de la Policía Preventiva Municipal de Aguascalientes que llegaron al terreno baldío para salvarlo.
Según reportes, lo que pudo terminar en una tragedia sucedió el pasado 6 de diciembre, cuando Francisco se desvió del camino a su escuela ubicada en una comunidad de Aguascalientes.
Afortunadamente los policías evitaron los planes del niño y lo trasladaron al Departamento de Justicia, donde personal de Trabajo Social y Psicología le detectaron un “estrés muy fuerte”. Posteriormente, Francisco fue llevado a un albergue en donde recibe la atención psicológica, ya que reveló que era adoptado y que de pequeño sufrió violencia en su familia y era maltratado.
De acuerdo con investigaciones, el pequeño tuvo una vida difícil junto con su hermana, puesto que su madre, María, era alcohólica, y su padre los maltrataba física y verbalmente.
Angélica Josefina Guzmán, una prima de su madre, de Aguascalientes, un día fue a visitarlos y le ofreció a María llevarse a la niña con ella, al enterarse Francisco, comenzó a llorar y en medio de las lágrimas Angélica le dijo que no podía llevárselo porque sólo tenía ropa para niña. Ante esto, el padre del pequeño lo maltrato verbalmente diciéndole: “¡Ya ves marica, a ti nadie te quiere, vete para allá!”, por lo que, al ver el sufrimiento de Francisco, Angélica decidió llevarlo consigo.
Cuando finalmente tuvo a los dos pequeños en su hogar, Guzmán se percató que ambos presentaban signos de maltrato por lo que decidió llevarlos a la Procuraduría de la Defensa del Menor del Estado de México. Los niños fueron trasladados al DIF y, durante un tiempo, Angélica los visitó y posteriormente le cedieron la custodia de los dos infantes.
