Agencia/El Nacional

Al recibir un permiso que le permitirá quedarse en Estados Unidos por dos años más, la migrante mexicana Jeanette Vizguerra, saldrá de la iglesia en Denver, donde estuvo refugiada por tres meses.

La migrante que fue reconocida por la revista Time, comentó que recibió una llamada de su abogado diciéndole que tenía una buena noticia para ella. Pero prefería dársela personalmente. Horas después, recibió la noticia que había esperado por meses. Podía salir nuevamente a la calle sin temor a ser expulsada del país en el que ha vivido por dos décadas.

Undocumented immigrant Jeanette Vizguerra is pictured in the sanctuary of the First Unitarian Church on Feb. 16, 2017 in Denver, Colorado. The mother of four, who is facing impending deportation from the United States, has taken sanctuary at the church in hopes of gaining a "stay of deportation." She has lived in the US for over 20 years and her children are American citizens. Helen H. Richardson, The Denver Post

“Sentí muchas emociones. Me comenzaron a sudar las manos, los pies me temblaron”, relató Vizguerra, catalogada recientemente como una de las personas más influyentes del año por Time.

“Le pedí a mi abogado que estuviésemos bien seguros, porque no quería avisarle a mi familia antes de confirmar todo”, dijo vía telefónica la inmigrante de 45 años.

Al confirmar que le fue suspendida su orden de deportación hasta marzo de 2019 comenzaron a llorar, dijo Vizguerra sobre la decisión que se da días antes de que se celebre el Día de la Madre en Estados Unidos. “Recordé a mi madre, que me enseñó a luchar”, afirmó.

Los problemas migratorios de Vizguerra, madre de cuatro hijos, comenzaron cuando mientras manejaba fue detenida en 2009 por un policía local bajo “la sospecha razonable de que era una inmigrante indocumentada”.

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Ese día llevaba un permiso vehicular vencido y una aplicación de trabajo con un número de Seguro Social falso. Pudo salir con el pago de una fianza, pero en 2011 le notificaron que debía salir de suelo estadounidense.

Su caso se complicó en 2013 cuando su madre enfermó y murió de cáncer en México. Ella decidió ir a despedirse. El poner sus pies fuera de Estados Unidos significó que ejecutó su deportación, por lo que al entrar nuevamente incurrió en un cargo considerado criminal. Por eso a su regreso a Estados Unidos, fue arrestada en la frontera y estuvo detenida en Texas. Allí, un oficial de ICE la dejó en libertad para que pudiera poner los documentos de sus cuatro hijos en orden y con la condición de que en unos ocho a doce meses debía abandonar el país de manera definitiva.

La inmigrante indocumentada ayudó a fundar el llamado movimiento santuario en Colorado

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