Redacción/El Nacional
Los frentes fríos han venido afectando al Estado de Nuevo León los últimos meses, y miles de familias sufren día con día, en especial los habitantes de zonas descuidadas de las que las autoridades correspondientes no se quiere hacer cargo y las etiquetan como “irregulares” para deslindarse de dar el apoyo necesario.
Vecinos de escasos recursos han estado viviendo durante años en las orillas del arroyo del Obispo en Santa Catarina.
En medio de un paisaje que consta en su mayoría por “tejabanes” construidos con madera, lámina y cartón, habitan decenas de familias conformadas desde por niños hasta adultos de la tercera edad, quienes enfrentan distintos retos día con día, tal es el caso de los accesos a sus humildes casas; para cruzar el río tienen que construir escaleras con pedazos de madera irregulares y poco estables, los cuales quedan en picada debido a la altura e inclinación de las paredes del río.
Además, entre casa y casa, construyen puentes de la misma manera, debido a que hay pequeños deslaves de tierra que cortan el paso.
Para soportar el frío, realizan fogatas dentro de sus hogares, que implica gran riesgo y que trae consecuencias lamentables como sucedió a mediados del 2014, donde 20 tejabanes fueron consumidos por las llamas. En aquella situación, bomberos, Protección Civil y el equipo de rescate del municipio acudieron al llamado.
Los vecinos además, mencionan que Municipio de Santa Catarina no responde a sus llamados, más que cuando se presentan autoridades de Desarrollo Urbano para prometerles la reubicación de sus familias, la última vez les prometieron llevarlos a Alianza Real, colonia ubicada más allá de los límites de la avenida Lincoln, en Monterrey, pero no hubo más respuesta.
Por otro lado, expresa una vecina de la zona que hace algunos días acudieron a pedir ayuda al DIF pero su única respuesta es que no tienen apoyos de leche y pañales por el momento, sin darles alguna fecha o esperanza de recibir los insumos. Además mencionó que las autoridades no visitan las zonas debido a que al parecer les incomoda o les da miedo subir y bajar sus escaleras.
Así como necesitan leche y pañales para sus bebés, estos vecinos piden desesperados mejores oportunidades, las que están a su alcance en estos momentos no son suficientes para el bienestar de sus familias y al parecer tampoco tienen a quien acudir.