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Valeria Gonzalez /El Nacional

Cada vez está más extendido comprar online. Y es que, las ventajas son obvias: es rápido, evitas pelear por el producto que quieres en un centro comercial atestado, y tampoco tienes que cargar las bolsas de regreso a casa.

Sin embargo, no todos son igual de seguros, ni para el comprador ni para el vendedor.

Envío de efectivo

Es, sin duda, el modo menos recomendado para pagar por un producto encontrado en internet.

Y es que el riesgo es evidentes: que el dinero jamás llegue a destino. O que ni siquiera se haya mandado.

Por eso, sitios de subastas online como eBay no permiten esta opción.

Giro postal

Este sistema consiste en el envio de una cantidad de dinero especificando el lugar y la identidad de la persona a la que se paga.

El efectivo se entrega a la empresa que ofrece el servicio, generalmente un operador postal.

Ésta cobra una tasa por la prestación, calculada en base a la cantidad transferida.

 

 

Cheques

Existen varios tipos de cheque; los personales, los bancarios, o los certificados.

Y suelen aceptarse en operaciones con vendedores particulares, cuando estos no tienen la infraestructura necesaria para cobrar el importe con un método electrónico.

Pero, a su vez, es un sistema poco recomendable para ellos, ya que el riesgo de fraude es algo siempre presente.

Esto es, el vendedor podría haber enviado el producto para cuando recibiera el cheque. Y al ir al banco a cobrarlo, podría encontrarse con que no tiene fondos o que es falso.

 

Contrareembolso

Es uno de los sistemas más tradicionales cuando la transacción se realiza en persona.

Primero el vendedor y el potencial comprador se ponen en contacto vía internet, cuando el segundo muestra interés por un producto que ofrece el primero.

Y después acuerdan una cita para completar la transacción de forma presencial.

Lo más común en estos casos suele ser entregar el dinero en mano, a cambio del objeto ofertado online.

Transferencia bancaria

Suele utilizarse en los casos en los que se indica una cuenta corriente en la que ingresar el monto de la compra antes de gestionar el pedido.

Para el vendedor es una opción segura, ya que las entidades bancarias certifican que el comprador ha realizado el pago, tras entregarlo en efectivo en una oficina del banco o mediante una transferencia desde su propia cuenta.

Sin embargo, para el comprador podría no ser la mejor opción.

Y es que, en caso de sufrir alguna incidencia con el envio, podría ser difícil de demostrar. Y, además, el vendedor ya habría cobrado.

Tarjetas de crédito o débito

Es el método más común y uno de los más seguros.

La mayoría de los sitios web de compra y venta suelen aceptar tanto pago con tarjetas de crédito (Visa, MasterCard o American Express, entre otras), y también con la de débito (Visa Electron o Maestro).

Este sistema suele estar doblemente protegido: por la compañía que emitió la tarjeta y por las entidades bancarias a través de las cuales se hace el pago.

Hubo un tiempo en que no era tan seguro. Fue antes de que se generalizara el chip. Y es que los fraudes por duplicación de la banda magnética comenzaron a ser frecuentes.

 Pago online sin tarjeta

El más conocido de estos tipos de pago es PayPal, una empresa estadounidense fundada por Peter Thiel y Elon Musk, entre otros.

Ésta actúa como un intermediario entre el comprador y el vendedor.

Para utilizar el sistema hay que registrarse y vincular una tarjeta de crédito, débito o una cuenta corriente a la cuenta de PayPal.

El vendedor deposita el dinero en la cuenta de PayPal del vendedor.

Y éste sólo conocerá el número de referencia de la operación que le facilitará la compañía, no los datos bancarios o el número de tarjeta del comprador.

 

Además, al contrario de lo que ocurre con otros sistemas de pago, si el comprador no recibe la mercancía o ésta no se ajusta a la descripción de la web, PayPal puede retener el importe de la compra hasta que se resuelva el conflicto.

Y si finalmente no se lleva a cabo la transacción, permite que el comprador recupere el dinero.