En Nuevo León, México, el intenso calor ha afectado a un jardín de niños, donde los crayones de los alumnos se derritieron debido a las altas temperaturas.
Debido a que el aire lavado del salón no funciona, las clases se llevaban a cabo al aire libre bajo la sombra de un árbol. Durante el recreo, los estudiantes dejaron sus crayones en los pupitres, solo para descubrir a su regreso que se habían derretido por completo.
El plantel solo cuenta con abanicos de techo, ya que sufrieron el robo de su cableado durante la pandemia y no fue reemplazado. A pesar del calor extremo, las clases no se han suspendido en el jardín de niños.
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En respuesta a la ola de calor, las autoridades educativas de Nuevo León han autorizado reducir las clases presenciales a dos horas diarias en algunos planteles. Además, se ha difundido una imagen de un tinaco derretido en el techo de una casa, aunque se aclara que la imagen es de años anteriores y no corresponde a la región de Monterrey.
Estos incidentes resaltan los desafíos que enfrentan los alumnos y las escuelas ante las condiciones climáticas extremas y la necesidad de contar con instalaciones adecuadas para garantizar un entorno seguro y propicio para el aprendizaje.
