Al hablar de la piel y las enfermedades que ésta puede sufrir, podemos encontramos con un sinfín de padecimientos, algunos más severos que otros, siendo uno de los más recurrentes el acné.
El acné es una enfermedad común de la piel que provoca espinillas (granos) o comedones, los cuales se forman cuando los folículos pilosos que se encuentran debajo de la piel se tapan y de no ser tratada adecuadamente puede producir manchas o cicatrices así como influir en el estado de ánimo de una persona.
Bebe mucha agua: Mantenerse hidratado puede ayudar a mantener la piel sin granos. Si bien hay pruebas científicas contradictorias con el apoyo a la afirmación de que el agua ayuda a eliminar toxinas del cuerpo.
Mantén una alimentación equilibrada: Los horarios de las comidas son muy importantes, incluye ácidos grasos con omega-3 (atún, salmón, caballa, vegetales de hoja verde, nueces, aceitunas o aceite de linaza o canola, entre otros), frutas, verduras, lácteos orgánicos (tienen bajo contenido hormonal) y agua.
Duerme lo suficiente para tu cuerpo: Está comprobado que el estrés es un aliciente del acné. Al no dormir lo suficiente, el estrés inflige un daño en el cuerpo, alterando los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Por eso, procura dormir al menos ocho horas y así cuida tu piel.
Evita el tabaco: Este estimulante no es bueno para la piel. Ciertos estudios han vinculado las toxinas como el tabaco con el acné, así que evítalos, además de no correr riesgos de este tipo, no fumar ayuda a tener una mejor calidad de vida.
Lleva un control: Existen diversos tratamientos dermatológicos para combatir el acné, lo principal es una valoración médica para determinar cuál es el más adecuado en cada paciente.