La mayoría de las personas sabe que no es bueno para la salud el aguantarse las ganas de ir al baño, sin embargo, hay algunas ocasiones como reuniones de trabajo, exámenes de la universidad o simplemente mientras se conduce por una carretera, en las que es necesario esperar para poder orinar.
Pero, ¿Que tan malo es?, cuando el cuerpo comienza a sentir ganas de orinar, es una señal que quiere deshacerse de todo aquello que ya no necesita. En el caso de la orina, es debido a que nuestra vejiga (el órgano donde la orina es retenida hasta su eliminación) se encuentra llena y necesita vaciarse. De hecho, la vejiga es el órgano encargado de almacenar la orina procedente de los riñones para su posterior expulsión a través de la uretra.
Funciona algo así: cuando comienza a llenarse (admite entre 150 a 220 ml. de orina dependiendo de la persona), los nervios de la zona envían señales al cerebro con el objetivo de informar de su estado. Es así como se empiezan a generar las ganas de orinar. Ya luego, cuando vamos al baño, en situaciones normales la micción tiende a ser voluntaria, llevándose a cabo a través de la relajación de los músculos del esfínter y la contracción de la vejiga.
Por ello, si la persona va al baño inmediatamente que comienzan las ganas no ocurre nada, pero si se aguanta algunas horas las consecuencias pueden ser muy graves como:
Agrandamiento y ensanchamiento de la vejiga
La vejiga no tiene mucha capacidad de almacenamiento. Concretamente entre 150 a 220 ml. de orina, cantidad que evidentemente depende de la persona. Si tenemos en cuenta que un vaso de agua supone 250 ml., si no orinamos en cuanto comenzamos a tener ganas y seguimos comiendo y bebiendo líquidos éstos continuarán aumentando en las paredes de la vejiga.
Infecciones de orina
La orina contiene una serie de sustancias amoníacas y ácidas que pueden dañar las paredes tanto del tracto urinario como de la propia vejiga, especialmente si la orina es retenida durante mucho tiempo.
En este sentido, la cistitis se convierte en una de sus consecuencias más habituales, sobre todo en las mujeres, que surge como consecuencia de la inflamación de las paredes de la vejiga y la acumulación de todas las bacterias presentes en la uretra.
Reflujo vesiocouteral (VUR)
La infección de orina o la presión en el uréter causada por otro órgano pueden ocasionar la aparición del conocido como reflujo vesicoureteral, que se produce cuando la orina retrocede de forma anormal desde la vejiga a los riñones, lo que puede causar cicatrices, infección e incluso daño en el hígado a largo plazo (si no es tratado).
El tratamiento médico depende de la gravedad, aunque es posible su tratamiento con antibióticos con el fin de evitar infecciones, o cirugía si ya se presentan infecciones y fiebre.
Escalofríos y dolores pélvicos
La acumulación excesiva de orina puede causar escalofríos y finalmente dolor pélvico, como consecuencia de la acumulación de líquidos y toxinas presentes en la vejiga. Además, es posible que surjan otros síntomas relacionados, como por ejemplo cansancio y aturdimiento.
Pielonefritis
Es una infección del tracto urinario que inicia en la uretra o en la vejiga, pero si no se trata a tiempo puede causar daños importantes al riñón. Una de las causas es la obstrucción del tracto urinario o por aguantarse las ganas de ir al baño.
Cistitis
Les pasa sobre todo a las mujeres y es que por aguantar mucho tiempo la orina la paredes de la vejiga se inflaman y producen una afección llamada cistitis. Algunas veces los síntomas de la cistitis incluyen dolor pélvico, dolor al orinar y cantidades de orina mínima, lo cual produce que debas visitar con mayor frecuencia el baño.