Una serie de etiquetas de advertencia con el nivel máximo del contenido energético, azúcares añadidos, grasas saturadas, grasas, sodio y los nutrimentos críticos “adornaran” los empaques de alimentos y los envases de las bebidas calóricas como parte de una serie de medidas para prevenir la mala nutrición, obesidad y diabetes.
Este es el argumento de la propuesta para reformar y adicionar diversas disposiciones de la Ley General de Salud, en materia de sobrepeso, obesidad y de etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas, que fue aprobado ayer en la Cámara de Diputados.
Estas medidas, que tendrán que ser analizadas y aprobadas en el Senado de la República, integran la implementación de un sistema de etiquetado frontal que permite evaluar si la cantidad de un nutrimento crítico es alta o baja de manera rápida y fácil sin la necesidad de realizar operaciones matemáticas, señala el documento.
Esta nueva forma de presentación de los productos deberá hacerse en forma separada e independiente a la declaración de ingredientes e información nutrimental, para indicar los productos que excedan los límites máximos de contenido energéticos, azucares añadidos, grasas saturadas, sodio y los demás nutrimentos críticos.
Estas medidas definen a los “nutrimentos críticos” como aquellos componentes de la alimentación que pueden ser un factor de riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles, mismos que serán determinados por la Secretaría de Salud.
En ese sentido, se estableció que para los alimentos o bebidas no alcohólicas deberán incluir información nutrimental de fácil comprensión, veraz, directa, sencilla y visible.
En México 7 de cada 10 adultos son obesos, lo que coloca al país como el segundo en el mundo con más personas que padecen esta enfermedad, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cabe destacar que este esquema de sellos de advertencia es similar al modelo establecido en Chile, que de acuerdo a el organismo Alianza por la Salud Alimentaria, logró reducir 14 por ciento la compra de cereales azucarados para el desayuno, 25 por ciento la compra de bebidas azucaradas y 17 por ciento la de postres envasados, en un periodo de tres años.
Redacción/El Nacional