Redacción/El Nacional

Luego de haber sido encontrado el cuerpo sin vida de la periodista Alicia Díaz González, de 52 años, en el suelo, boca abajo, con manchas de sangre y con golpes y heridas de arma punzocortante  en el cuello y rostro en el interior de su domicilio, organismos del estado, así como nacionales e internacionales condenaron el hecho.

Los hechos ocurrieron en el número 5224 de la calle Paseo de los Crisantemos, en la colonia Paseo Residencial, en Monterrey, distintos organismos del estado, así como nacionales e internacionales condenaron el hecho.

El presidente de la Asociación Estatal de Periodistas, Óscar Gonzáles, exigió a las autoridades que las labores de investigación se realicen de manera exhaustiva para capturar y castigar al o a los responsables del asesinato, independientemente que el acto se haya perpetrado por su labor profesional o por cualquier otro móvil.

Asimismo, Édgar Rivera, editor local de El Financiero, medio en el que Díaz González colaboraba como freelance poco más de un año, la recordó como una personas muy profesional, amable, siempre sonriente y sencilla, así como sostener una amistad desde la facultad de Economía de la UANL.

De igual manera, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) del estado de Nuevo León, emitió un comunicado en el que clasificó como “muerte violenta”, y exhortó a las autoridades a “realizar las diligencias oportunas y exhaustivas para esclarecer este caso y que no quede impune”.

Por su parte, la organización internacional Artículo 19, manifestó que seguirá el proceso y mantendrá contacto con medios locales para obtener más información sobre el homicidio de Díaz González.

Mientras tanto, la Fiscalía General de Justicia del Estado de Nuevo León informó que “se encuentran abiertas todas las líneas de investigación y elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones siguen recabando evidencias científicas para determinar los hechos que lleven a la captura de los implicados”.

De acuerdo a declaraciones de personas allegadas, la periodista tenía más de 8 años divorciada, pero aseguran sufría de amenazas constantes por parte de su exesposo, por lo que no se descarta que se trate de un crimen pasional, ya que en su domicilio no faltaban ninguna pertenencia y se omitió robo como posible móvil.