Una mujer en Colorado fue sentenciada a dos cadenas perpetuas consecutivas por la muerte de sus hijas en 2017, a quienes abandonó dentro de un automóvil en una zona de montañas cuando un grupo religioso al que pertenecía consideró que las niñas eran “impuras“.
La afroamericana Nashika Bramble, residente en Telluride, recibió esta condena, sin la posibilidad de libertad condicional, por la muerte de sus hijas Makayla Roberts, de 10 años, y su hermana, Hannah Marshall, de 8.
El jurado rechazó el argumento de la defensa, que presentó a Bramble como no culpable debido a la “influencia de una poderosa líder religiosa” conocida como Madani Ceus.
Según información revelada durante el juicio, meses antes de las muertes de las niñas Bramble se había afiliado a un “grupo religioso itinerante”, con creencias apocalípticas y dedicados a “trabajar la tierra”.
Los cuerpos descompuestos de las pequeñas fueron encontrados el 8 de septiembre de 2017 en el automóvil en el que habían sido abandonadas cerca de la localidad de Norwood, en el suroeste de Colorado, pero la fecha exacta de las muertes no se ha podido determinar.
En declaraciones al Buró de Investigaciones de Colorado (CBI), reproducidas en video durante el proceso, Bramble dijo que los dirigentes del culto le indicaron que las niñas eran “una abominación” y que, por eso, debían ser “purgadas” del grupo luego del eclipse de sol del 21 de agosto de 2017.
Más tarde, Bramble también fue “eliminada” por el culto y dejada dentro de un vehículo para que allí muriese, pero la mujer logró escapar y alertar a residentes locales, que a su vez llamaron al alguacil del Condado San Miguel.
Debido a las acusaciones de asesinato en primer grado y a las circunstancias agravantes, pues las niñas murieron de sed e inanición, la jueza Keri Yoder, del Séptimo Distrito Judicial de Colorado, impuso a Bramble la pena máxima permitida por la ley.
Yoder no aceptó el pedido de reducción de sentencia del abogado defensor de oficio, quien argumentó que Bramble había actuado “bajo amenaza de fuerza” o “fuerza y violencia”.
La jueza indicó que la mujer podía haber escapado del culto, como lo hicieron otras personas.
Por su parte, Ceus, la líder religiosa, su esposo, Ashford Archer, y otras personas vinculadas al culto como Ika Eden, una jamaiquina ayudante de Ceus, y Alec Blair, quien invitó al grupo a vivir en su granja de mariguana en Norwood, también enfrentaron cargos por asesinato.
Archer fue condenado en marzo a 24 años en prisión. Eden no irá a juicio por enfermedad mental, y a Blair, quien se declaró culpable de complicidad en mayo de 2018, le anularon otros cargos cuando accedió a cooperar con los investigadores.
El juicio de Ceus comenzará el 13 de enero de 2020, en un lugar aún no determinado.
Debido a ese proceso, los cuerpos de las niñas aún permanecen preservados como evidencia y sólo serán sepultados cuando concluya el procedimiento contra Ceus.
Redacción/El nacional