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Valeria Gonzalez / El Nacional

En inglés roam significa vagar, deambular. Eso es lo que hace tu celular cuando viajas a un país donde tu compañía telefónica no tiene cobertura: puedes seguir haciendo y recibiendo llamadas, mensajes y accediendo a internet porque tu celular “deambula” de tu propia teleoperadora a una compañía del país que visitas.

 

Esto es posible gracias a que todas las compañías telefónicas tienen “acuerdos de roaming” con sus pares en otros lugares de mundo, gracias a los cuales usan mutuamente sus servicios.

 

Pero… ¿a qué precio?

Eso es lo que muchos consumidores desconocen y no pocos sufren. En algunos casos regresan a casa para encontrarse facturas de cientos de dólares por haber subido cuatro fotos a Facebook, haberse bajado una película o hecho un par de llamadas.

¿Cómo se calculan los costos?

“Cuando enciendes tu celular en el extranjero tu teléfono recibe una señal local, “habla” con tu compañía de origen y si todo está bien y hay un acuerdo entre ellas puedes utilizar temporalmente los servicios telefónicos de la empresa local.

 

Este proceso ocurre automáticamente.

Cuando regresas a casa, la operadora del país que visitaste le envía a tu compañía local un registro de todas las llamadas, mensajes y datos usados mientras estabas en el extranjero con sus correspondientes costos”, explicó Doku.

 

La diferencia entre lo que la compañía extranjera le cobra a tu teleoperadora y lo que esa teleoperadora te cobra a ti como consumidor, es esencialmente donde está el negocio del roaming.

 

Esos costos varían enormemente de unas compañías a otras y de unos países a otros, dependiendo de sus acuerdos.