Diciembre es uno de los mes preferidos de muchas personas, y es que, aparte de los regalos, las vacaciones, las fiestas y los intercambios, la comida es una maravilla. Con tanta variedad, es inevitable preocuparse del aumento de peso decembrino.

Según el Consejo de Control Calórico, una típica cena navideña pueden tener hasta 3 mil calorías. 2 vasos de sidra, un plato de pasta, otro de romeritos, otro de bacalao, apeiritivos… ¡y el postre!

Planea tu estrategia

No llegues con hambre a la cena o a la fiesta. Porque si llegas con el estómago vacío, vas a arrasar con TODA la comida y los postres.  Si de por sí es difícil controlarse en esta época, imagínate lo que pasará si ves toda esa comida deliciosa al llegar con hambre.

Piensa en el menú previamente

No llegues con hambre, ni a ciegas. Si conoces el menú previamente, sabrás exactamente qué vas a querer más. En lugar de llenarte primero con la pasta, sírvete menos para disfrutar más de los romeritos o el pavo. Puedes elegir 1 o 2 de tus favoritos y controlarte con el resto.

Disfrútalo

Trata de ser consciente de lo que pones en tu plato y disfrútalo. Enfócate en la textura, el sabor, el color, la presentación y, por supuesto, en qué tanto te gusta. Nuestro paladar cambia cuando nuestro cuerpo ha comido suficiente. Así que presta atención a las señales que manda.

Come sin culpa

NADA está fuera de los límites en Navidad. Si sientes culpa y terminas comiendo algo que no deberías, al poco tiempo terminarás arrasando con la comida porque ‘si ya pecaste un poquito, mejor peca BIEN’.

Tómate tu tiempo

Como parte de ser consciente, es importante tomarte tu tiempo. La clave es comer lento y tomar pausas frecuentes. Para ayudarte con esto, puedes poner el plato en la mesa y dar un buen respiro. Y si quieres seguir comiendo más cosas, dale tiempo a tu cuerpo de recuperarse.

Redacción/El Nacional