Cientos de ballenas piloto han quedado varadas en la zona litoral de Farewell Spit perteneciente a las costas de Nueva Zelanda, por lo que decenas de activistas ecológicos y voluntarios han acudido a socorrer a estas criaturas de más de 100 kilogramos y hasta 8 metros de largo.
“Es una de las cosas más trágicas que he visto nunca. Tantos seres tan delicados que ahora están tirados en la playa como si fueran basura”, comentó Peter Wiles, uno de los primeros voluntarios que llegaron al lugar.
Kath Inwood, agente comunitaria del Departamento de Conservación, indicó que aproximadamente 300 voluntarios habían llegado a la playa para apoyar a los trabajadores de la agencia.
“Puede ser realmente bastante angustiante ver tantas ballenas muertas. La gente tiene que ser fuerte y manejar eso y luego continuar con lo que se necesita hacer”, expresó Inwood.
El trabajo que realizan los voluntarios es tratar de mantener a las ballenas sobrevivientes húmedas y frías colocándoles mantas encima y mojándolas con baldes llenos de agua.
Al lugar también han llegado agricultores y otros residentes locales, así como también personas de otras partes del país, en la espera de la próxima marea alta para ayudar a ingresar al mar a las ballenas.
La zona donde se encuentra el litoral está situada a 32 kilómetros de longitud en lado norte de la isla de Nueva Zelanda, una zona muy pacífica, pero donde ya se ha presentado este tipo de situación. La última vez fue en el 2015, cuando 200 ballenas piloto quedaron varadas. En aquella ocasión, pese a los esfuerzos de los socorristas, murieron 140 de las criaturas.