Redacción/ El Nacional
En juego no hay ningún título, pero se siente como si lo hubiera, este enfrentamiento es más tema de orgullo que de trofeos, por lo que la noche de este sábado veremos algo simplemente espectacular.
Se llegó la hora para que el jalisciense Saúl Álvarez y el sinaloense Julio César Chávez Jr. se enfrasquen en un duelo que promete hacer vibrar a buena parte del pueblo mexicano, que espera ansioso por atestiguar un enfrentamiento épico entre dos pugilistas aztecas que tienen mucho por ganar y, a su vez, mucho que perder.
Con las festividades del 5 de mayo como preámbulo y con todos los ojos del mundo boxístico sobre ellos, Chávez y Álvarez saben a la perfección que este combate puede ser uno de los más determinantes en sus carreras debido a toda la expectativa que ha generado desde años atrás, cuando un duelo entre ambos parecía más un sueño remoto que una posibilidad latente.
De un lado está el “Canelo”, el joven prodigio de Jalisco y el peleador mexicano más taquillero del momento. Con el título mundial superwélter en su poder y considerado como uno de los mejores libra por libra de la actualidad, Álvarez aún precisa de un nuevo triunfo que le sacuda de encima las dudas que giran alrededor de su boxeo.
Una victoria sobre el hijo de la leyenda lo haría andar con paso firme en su camino a una posible pelea con el kazajo Gennady Golovkin, quien en el panorama mundial figura como su mayor reto pendiente.
Sin embargo, el desafío de “Canelo” no será sencillo, pues en la otra esquina estará un peleador que luce renovado y tiene de su lado a dos instituciones del boxeo mundial como lo son su padre, Julio César Chávez, y el entrenador Ignacio Beristáin.
Sobre el papel, el “hijo de la leyenda” carga con la etiqueta de no ser favorito, ya que está en pleno resurgimiento de su carrera y no en su punto máximo. A pesar de ello, el oriundo de Sinaloa se ha preparado como nunca y se ha llenado de mística y disciplina para encarar al “Canelo”.
Quizá la decisión más significativa que tuvo previo a esta pelea fue incluir a don Nacho Beristáin como su entrenador, un hombre que es una leyenda viviente y que desde un principio le dejó claro al “Junior.” que las cosas no se harían a su manera. Le impuso disciplina a un pugilista que tras su incidente de dopaje en 2012 perdió mucha credibilidad.
Acompañado de su equipo, Julio también prefirió prepararse en el Centro Ceremonial Otomí por encima de otros lugares como su campamento en Las Vegas. Este lugar, además de estar a tres mil 200 metros de altura sobre el nivel del mar, también tiene un buen augurio para Julito, pues su padre conserva la creencia de que entrenar en ese sitio fue clave durante su época más brillante.
Para muchos críticos del boxeo, esta autentica “batalla mexicana” tiene madera para ser un enfrentamiento de época. Otros más han señalado que indirectamente podría tratarse de un nuevo capítulo en la rivalidad de Julio César Chávez padre y Óscar de la Hoya, debido a que éste último es el promotor de “Canelo”, sin embargo, el veredicto saldrá de los puños de Álvarez o del “Junior”.