Los científicos de la Universidad de Harvard de Estados Unidos, con éxito realizaron ensayos clínicos de un páncreas artificial. Una bomba de insulina con sensor de glucosa implantado debajo de la piel.
Las pruebas demostraron que el dispositivo tiene un efecto terapéutico después de 12 semanas. Los resultados de las pruebas fueron publicados en la revista Diabetes Care, y en el sitio web de Harvard.
Se comprobó con un nuevo software que ajusta cada semana el protocolo de administración de insulina en función de los parámetros fisiológicos de las personas, gracias a esto el paciente puede llevar una vida normal mientras el órgano independientemente se regula con la cantidad necesaria de insulina.
El protocolo permitió eliminar el problema de la hipoglucemia, en que el nivel de la glucosa cayó por debajo de un nivel crítico.