Redacción/ El Nacional
El auge de los celulares inteligentes, en donde tienes acceso a la red todo el día está en aumento.
Un estudio realizado por la empresa Digital Lab, indica que 82.5% de las mujeres y 69.8% de los hombres sufren algunos síntomas de estrés y ansiedad cuando por algún motivo no pueden accesar a la red desde su celular o bien porque éste se les olvida.
Y es que los síntomas de dependencia son muy parecidos a una droga, porque la gente “piensa” que no puede vivir sin su celular o que les hace falta algo, lo que les ocasiona que estén más acelerados, de mal humor y tengan una urgencia por estar “comunicados”.
Algunas posibles causas de la adicción a los celulares inteligentes son la necesidad de seguridad y aceptación. A través de este aparato es más fácil ser aceptado y formar redes de amigos, al dar una imagen contraria a la real o llenar un vacío.
La persona adicta es aquella con un comportamiento obsesivo que afecta su entorno personal, laboral y afectivo; es capaz de dejarlo todo a cambio de obtener el objeto de su adicción (su celular). Sin importar lo que tenga que abandonar.
- Obsesión al celular
El psicoanalista Enrique Novelli, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), sostiene que la tecnología no sólo es útil, sino necesaria, pero advierte:
“Es dañina si se convierte en una obsesión. Por ella se empobrecen los intercambios comunicacionales cara a cara. Cuando esto sucede, se crea una modalidad de comunicación que se torna paradójica en tanto que crea la ilusión de estar hipercomunicado cuando en realidad se está aislado”.
De acuerdo con Novelli se dice que una persona es adicta al celular cuando se vuelve imprescindible y su uso es compulsivo:
“Si el celular falta, el individuo se angustia. Indicio de la presencia de un determinado peligro: si no tengo celular, me quedo aislado del mundo. Esto provoca un estado de desamparo. Pero basta que alguien me mande un mensaje para sentirme contenido. El contacto, aunque sea virtual, me alivia.”
Sin embargo, a pesar de estar viviendo en la era de la hiperconectividad, es poca la gente que se reconoce ser adicta al celular. “No lo ven como un vínculo enfermizo”. Pocas personas reconocen que son adictas y entre más lenta sea este proceso será más perjudicial para ellos.