La violencia machista en Latinoamérica, una de las regiones más letales del mundo para las mujeres (más de 4 mil 600 feminicidios en 2019), ha aumentado de forma dramática durante la pandemia y ha llevado, incluso, a exigir que se declare la “emergencia” para aplicar medidas inmediatas.
Aunque para este Día Internacional de la Mujer, bajo el lema “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo del COVID-19”, se mantienen históricos reclamos como la legalización del aborto y la equidad, el repunte de la violencia de género en medio de los confinamientos y su manifestación extrema, los feminicidios, tienen en alerta a la región.
“Varias circunstancias se han prestado para que se recrudezca la violencia contra la mujer: el estrés general, la crisis económica y social, la necesidad de quedarse en casa. Esto privó, además, a las mujeres de espacios de redes de apoyo” y facilitó las expresiones de violencia, dijo la jefa de la División de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la ecuatoriana María Caridad Araujo.
De acuerdo con la ONU, que lo describe como una “pandemia en la sombra”, los niveles de violencia machista, en particular de tipo doméstico, se han incrementado en todo el mundo durante la pandemia, pero en Latinoamérica lo han hecho sobre unas cifras que en sí ya eran muy dramáticas.
Las estadísticas más recientes de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal) muestran que más de 4 mil 600 mujeres de la región fueron asesinadas por razones de género durante 2019, un alza de cerca del 17 por ciento respecto a 2018 (unos 3 mil 600).
Entre las tasas más altas de feminicidios por cada 100 mil mujeres se ubican Honduras (6.2), El Salvador (3.3), Trinidad y Tobago (2.9), República Dominicana (2.7) y Bolivia (2.1), frente a un promedio regional cercano al 2.
Mientras que en números absolutos, para 2019 los países con más feminicidios fueron Brasil (mil 941), México (983), Honduras (299), Argentina (252) y Colombia (226).
Y la situación no ha hecho más que empeorar en 2020 y 2021, según Naciones Unidas y diversas organizaciones de mujeres, que lo atribuyen a las dificultades sanitarias y económicas y, sobre todo, a las medidas de confinamiento.
“Nosotras advertimos desde el primer momento que la pandemia no hacía más que agravar las profundas desigualdades, a lo que se suma que el hogar no es el sitio más seguro para quienes atraviesan situaciones de violencia machista”, sostiene a Efe Silvia Ferreyra, coordinadora del movimiento argentino Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá).