Violeta Ponce/El Nacional
Es David contra Goliat es un muchacho de 17 años, estudiante de preparatoria en Los Ángeles, ha desarrollado una aplicación llamada Uploader para Instagram, que permite a los usuarios subir fotos directamente desde su computadora en lugar de hacerlo únicamente desde su teléfono, un impedimento que ha sido frustrante durante mucho tiempo.
Benn tardó un fin de semana en desarrollarla y ha estado en la tienda de aplicaciones de Apple por un par de semanas, donde está ganando popularidad. Dice que ingresa mil dólares diarios por la venta de la app, que cuesta 4.99 dólares.
Instagram, por supuesto, no está contenta. Un ingeniero de la empresa envió a Benn un correo electrónico el viernes, diciendo que la aplicación violaba los términos de servicio de la empresa y que necesitaba corregir la aplicación para el lunes a fin de que cumpliera con los términos.
Pasó el martes y Benn no modificó nada, porque “corregirla” significaría dejarla inutilizable. El chico dice que respondió a Instagram, pero no ha recibido contestación.
Instagram declinó hacer comentarios para este artículo.
“Yo creo que es completamente legal que mi aplicación realice estas acciones”, dijo Benn.
Pero el abogado experto en tecnología Mark Grossman, del bufete Tannenbaum Helpern Syracuse & Hirschtritt, no está de acuerdo. (El legista no tiene ninguna relación con Benn o Instagram.)
“Está equivocado”, afirma Grossman. Instagram, propiedad de Facebook, tiene restricciones contra el uso de su API privada, usada por la aplicación de Benn.
Benn admitió que tuvo acceso a la API hackeando a Instagram. “Pero no para causar daño ni nada”, dijo.
Chris Messina, un tecnólogo de Silicon Valley (y, de paso, el inventor del hashtag de Twitter), escribió sobre la aplicación de Benn en el sitio Product Hunt, una plataforma donde los usuarios analizan y discuten las nuevas tecnologías. Muchos comentaristas predijeron que la aplicación de Benn sería forzada a desaparecer.
“Abre posibilidades para todo tipo de abusos, de spambots o de personas subiendo cosas desde otros canales”.
Además, si Instagram quisiera que los usuarios publicaran contenido desde una computadora, lo haría posible, dijo.
“Instagram, desde una perspectiva de producto, gira en torno a capturar el momento usando la cámara de tu teléfono”, dijo. Si se permite que las computadoras suban contenido, ello podría quitarle a la plataforma su estética y tono. “Eso erosiona la experiencia del usuario”, consideró.
Grossman señala que él aconsejaría a Instagram bloquear a Benn y su tecnología sin aspavientos, ya que no da buena imagen que una gran compañía persiga a un joven de 17 años con cartas legales amenazantes. La mejor solución, dice, es que Benn cierre la aplicación por su propia cuenta.
Mientras tanto, el dinero que está ganando gracias a la aplicación va a su fondo para la universidad. Planea estudiar informática.