Estados Unidos se retiró ayer en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU), considerándolo una “cloaca” de prejuicios políticos y condenando la “hipocresía” de sus miembros y su alegado “sesgo continuo” contra Israel.
Nikki Haley, embajadora de EU ante la ONU, viajó a Washington para anunciar la decisión junto con el máximo representante diplomático del presidente Donald Trump, el secretario de Estado Mike Pompeo. Ambos insistieron en que EU seguirá siendo un país líder en la defensa de los derechos humanos.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, lamentó la decisión de Estados Unidos y puntualizó: “La arquitectura de derechos humanos de la ONU juega un papel muy importante en la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo”.
El organismo independiente Human Rights Watch(HRW) criticó este paso de Washington, del que dijo supone dar la espalda a las víctimas de abusos en el mundo. “La salida de la administración Trump es un triste reflejo de su política de derechos humanos unidimensional: defender los abusos israelíes de las críticas tiene prioridad sobre todo lo demás”, dijo el director ejecutivo de HRW Keneth Roth.