Entre los hombre el levantarse con frecuencia en la noche para orinar es un problema regular con la próstata agrandada, pero un nuevo tratamiento innovador ha mostrado cierta promesa para acabar con el problema
El procedimiento llamado “embolización arterial prostática” implica la colocación de esferas microscópicas en las arterias que suministran sangre a la glándula prostática para bloquear parcialmente el flujo sanguíneo.
Reducir el flujo sanguíneo a la próstata provoca que la glándula se ablande y se encoja afirmó el investigador principal, el Dr. Sandeep Bagla radiólogo intervencionista en el Instituto Vascular de Virginia, en Woodbridge.
“Su síntomas urinarios fueron considerablemente menos molestos, y su calidad de vida también mostró una mejora notable”, dijo Bagla.
“La mejora de la calidad de vida procede directamente del hecho de que estos hombres están durmiendo mejor por la noche”.
El descubrimiento fue presentado el lunes en la reunión anual de la Sociedad de Radiología Intervencionista (Society of Interventional Radiology), en Vancouver.
Los médicos insertan un catéter en la arteria femoral por la parte superior de la pierna y lo llevan a la arteria prostática a ambos lados de la glándula agrandada, unas esferas microscópicas hechas de un componente biológico duradero se insertan en la arteria para bloquear el flujo sanguíneo, dijeron los investigadores.
El estudio incluyó a 68 hombres que se sometieron al procedimiento. Los investigadores pudieron contactar con 46 pacientes un mes después para darles seguimiento, y los 46 informaron que sufrían menos síntomas urinarios y tenían una mejor calidad de vida.
Después de 3 meses, se contactó con 38 hombres que se habían sometido al procedimiento para darles seguimiento, y 28 mostraron mejoras, y el promedio de eventos de levantarse para orinar en la noche se redujo de 3 veces a menos de 2 por noche.
“Gran parte de la mejora podría estar relacionada con el hecho de que hay un ablandamiento de la próstata”, dijo. “Esta glándula dura y agrandada se ablanda y la uretra permite que la orine pase más fácilmente”.
También podría ser que la próstata se volviera menos activa y proporcione una menor estimulación a las partes del sistema nervioso simpático que indican la necesidad de orinar, añadió Bagla.
Los efectos secundarios potenciales incluyen la infección y el sangrado, pero Bagla dijo que estas complicaciones se produjeron en menos del 1 por ciento de los casos.
En reacción al descubrimiento dos expertos independientes instaron a la precaución ya que es un procedimiento seguro, y “el malestar postquirúrgico normalmente es modesto”, dijo el Dr. John Knoedler, urólogo de la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota.
“Los estudios disponibles hasta la fecha tienen un seguimiento de una duración relativamente corta, normalmente de no más de entre 36 y 48 meses, y en esos períodos a menudo se observa una reducción en el beneficio”, dijo Knoedler. “Ya que se desconoce el resultado a largo plazo de estos pacientes, uno se pregunta si la mejora observada se mantendrá”.
El Dr. David Levy, urólogo de la Clínica Cleveland, cree que este tipo de procedimiento podría ser innecesario.
Ya hay disponibles una gran cantidad de medicamentos para ayudar a tratar el agrandamiento de la próstata, y son muy efectivos con pocos efectos secundarios, indicó Levy.
“Ofrecen un tratamiento mínimamente invasivo para algo que con mucha frecuencia se trata con una pastilla al día”, dijo Levy. “No estoy seguro de que yo lo haría enseguida”.