INFRACCIONES DE VIALIDAD Y TRÁNSITO-01

Redacción/El Nacional

Todos compramos huevos y generalmente cuando lo hacemos en un supermercado o en grandes tiendas podemos comprobar gracias a su numeración cuándo han sido puestos y cuál es la fecha de caducidad que poseen.

Sin embargo, la cosa cambia cuando se los compras a alguien que no sigue las normas de codificación, una tienda pequeña por ejemplo y aunque te aseguren que son frescos no saben si realmente lo son.

Por eso, cuando compres un huevo solo necesitas depositarlo en un vaso de agua y si este se hunde completamente es un huevo fresco y si por el contrario el huevo flota no es fresco.

¿Por qué?, la explicación es sencilla, conforme pasan los días, parte del agua que está en el interior del huevo se va evaporando a través de los microporos existentes en la cáscara, este hecho hace que aumente la cámara de aire del interior del huevo, a mayor cantidad de aire, más flota y más días han transcurrido desde su puesta. Otro truco es cuando cocemos un huevo, la yema siempre debe ocupar la parte central de éste cuando es fresco, cuanto más viejo es el huevo, la yema se presenta más ladeada. Finalmente, el otro truco que conocemos es cuando cascamos el huevo para hacerlo frito, si la clara se dispersa demasiado es un signo inequívoco de que no es fresco.