Judith Espinoza/El Nacional
El Monte Everest, el cual es nuestra montaña más alta del globo, se llama de esta manera en honor al coronel británico George Bestin Everest; nombre dado por su amigo Andrew Waugh, que por auquel entonces tenía un cargo administrativo en la India. Los nombres más hermosos para designar a este paraje los tenemos en Nepal y en el Tibet, en donde se le llama respectivamente Sagarmatha (Frente del Cielo) y Qomolangma (Madre del Universo).
La ruta más usada para escalar este mítico monte es la que se encuentra al sur oriente, por Nepal, que además es la ruta de escalada considerada la más fácil desde un punto de vista técnico (seguramente fácil para los expertos entre los expertos). Se aprovechan para escalar los meses antes de las fuertes lluvias con sus vientos asociados, fenómeno conocido en la zona como el “monzón”. Esta brecha corresponde a los meses de abril y mayo.
El primer intento documentado para ascender al Monte Everest fue realizado en 1924, por George Mallory y Andrew Irvine, que nunca retornaron; hasta el día de hoy se especula si lograron o no llegar a la cima. La primera ascensión exitosa fue llevada a cabo por Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay, en 1953.
Ha surgido una gran controversia relacionada con el tema del uso de oxígeno para lograr escalar la montaña más alta del mundo. Algunos encuentran esta ayuda como poco deportiva, la cual es considerada por otros como necesaria para evitar la hipoxia y sus peligros asociados, sobretodo en cuanto a la toma de decisiones teniendo tan poco oxigenado el cerebro. Para 1980, Reinhold Messner logró llegar a la cima del Everest sin oxígeno suplementario, rompiendo con la tradición y los mitos, aunque la polémica continúa hasta hoy en día.
