pena capital

Redacción/@elnacionalred

Dos mil 466 personas fueron sentenciadas a la pena capital en el mundo en 2014, un 28% más de asesinatos legales por venir que en 2013. Y 607 fueron ejecutadas, sin contar los miles de casos de China, donde estos datos son secreto de Estado. Hoy, en 22 rincones del planeta, hay 19.094 hombres y mujeres condenados a morir a manos de sus Estados. El corredor de la muerte del mundo se satura.

El universo de decapitaciones, ahorcamientos, inyecciones letales y fusilamientos se expande en un mapa de la infamia que pone a cinco países a la cabeza de la muerte: China, Irán, Arabia Saudí, Irak y EEUU.

De ellos, China ejecutó el año pasado a más personas que el resto de los 22 países que mantienen la pena de muerte juntos. En China hubo «miles de ejecuciones», según la estimación que hace Amnistía Internacional (AI), autora del informe Condenas a muerte y ejecuciones 2014, que se publica hoy en todo el mundo.

Reyhaneh Jabbari fue ejecutada el pasado 25 de octubre en la prisión de Karaj, cerca de Teherán. En 2007, un ex empleado del Ministerio de Inteligencia iraní intentó violarla, pero ella se defendió y le clavó un cuchillo que le mató. Fue detenida, admitió los hechos y alegó defensa propia, pero la Justicia la encarceló en régimen de aislamiento sin contacto con su familia ni abogado alguno. Dos años después la condenaron a muerte sin posibilidad de petición deindulto o amnistía del líder supremo de Irán. Hace cinco meses fue ahorcada.

El informe de Amnistía Internacional cuenta que uno de cada 10 países del mundo mantiene la pena de muerte, el mismo número que en 2013. Sin embargo, la tendencia es buena: en 20 años, la cifra se ha reducido a la mitad. Y 140 países son abolicionistas en la ley o en la práctica.

Las buenas noticias se pudren en el apartado de las condenas a muerte, donde caben hombres, mujeres, menores (Egipto ejecutó a 14 personas que en el momento del delito no habían cumplido 18 años) y discapacitados físicos o psíquicos. Las 2 mil 466 condenas de 2014 superan ampliamente las mil.925 de 2013.

Kenji Matsumoto lleva condenado a muerte en Japón desde 1993 y podría ser ejecutado en cualquier momento, según AI. Sufre unaenfermedad mental con conductas paranoides por su reclusión en el ‘corredor de la muerte’ durante 22 años.

Los grandes culpables del incremento de condenas fatales son Egipto, que ha sentenciado a 509 personas el año pasado frente a las 109 del anterior, y Nigeria, con 659 condenas en 2014 ante las 141 de 2013.

Entre septiembre y diciembre de 2014, los tribunales nigerianos dictaron tres condenas a muerte masivas. En total, 70 soldados fueron sentenciados por distintos motines.

Los países condenan a muerte por «traición al Estado», drogas (10 países de Asia y Oriente Medio), “adulterio” (Emiratos Árabes Unidos), “blasfemia” (Pakistán), delitos económicos (China, Corea del Norte y Vietnam), violación (Afganistán, Arabia Saudí, Emiratos, India e Irán) y “brujería” y “hechicería” (Arabia Saudí). Corea del Norte ejecutó al menos a 50 personas el año pasado. Sus delitos fueron desde el visionado de películas extranjeras prohibidas hasta la corrupción pasando por las conductas “mujeriegas”.

Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional: “En un año en el que las abominables ejecuciones sumarias a manos de grupos armados quedaron grabadas como nunca antes en la conciencia global, resulta demoledor que los gobiernos recurran a un aumento de las ejecuciones como acto reflejo para combatir el terrorismo y la delincuencia. En 2014 quedó patente la sombría tendencia de los gobiernos a usar la pena de muerte en un inútil intento de responder a amenazas, reales o imaginarias, a la seguridad del Estado y la seguridad pública. Es vergonzoso que tantos Estados del mundo jueguen con la vida de la gente”.