La tradición de comer un pan en forma de rosca cada seis de enero se remonta hasta la época de los romanos, quienes acostumbraban a celebrar al dios Saturno, después del solsticio de invierno, donde los días comienzan a ser más largos hasta alcanzar la primavera.
Las personas solían repartir un pan redondo, y dentro de la masa de aquel pan se guardaba un haba seca; quien la encontraba era nombrado “Rey Haba” y gozaba de privilegios en días posteriores.
Esta tradición fue retomada por los cristianos en Roma, quienes celebraban el nacimiento de Jesús en Belén de Judea.
La forma ovalada de la rosca simboliza el amor de Dios, sin un principio ni fin; las frutas como el ate simbolizan la gracia traída por Jesucristo. El haba fue cambiada por una figura del niño Jesús.
La figura del niño Jesús escondida al interior del pan simboliza cuando José y María escondieron a Jesús de Herodes.
La persona quien encuentre al pequeño niño Jesús dentro de la rosca será honrado con bendecir a los demás, llevando comida tradicional el 2 de febrero, día de la virgen de la Candelaria.
La tradición de la Rosca de Reyes se lleva a cabo en países como México, España, Colombia y Argentina, con sus diferentes variantes.