Redacción / El Nacional
Tener sexo en la playa hace que la piel este más sensible de lo normal, por tal razón el sexólogo Iván Rotella apunta que además de que los movimientos son diferentes y fluidos, son menos bruscos que en cualquier otra situación.
Así mismo apunta que una pareja en una playa dejándose llevar por sus instintos, o también pueden ser revestidas de cierto glamour, es decir, en el jacuzzi con una copa de cava o la piscina particular a la luz de la luna.
Por su parte, la especialista en sexualidad, Alicia Gallotti indica que el aliciente es la diferencia, la novedad, ya que en muchas ocasiones lo recomendable es llegar al grado máximo de excitación en el agua y después concluir en otro sitio.
“El error es pretender trasladar las relaciones que tendrías en tierra al agua. Uno se ha de adaptar a las condiciones del medio y dejar jugar a la imaginación” recomendó Gallotti.
“Lo más complicado en este caso es la marea. Lo mejor es hacerlo de pie y que tú te pongas de espaldas al oleaje para cortarlo”, explica Rotella.
Por la noche existe otra opción, ya que puede ser sobre la arena, pero muy cerca del mar, dejando que las olas acaricien vuestro cuerpo. Si es en una cala idílica, miel sobre hojuelas.