Arely Cardona/El Nacional

Un singlar Hotel que lleva por nombre Mukti Bhawan o  mejor conocido como la Casa de la Liberación,  que sólo acepta a huéspedes que estén a días de morir,  ya que de acuerdo a la tradición hindú, en este lugar se les libera del ciclo de la vida y la muerte.

El Hotel cuenta con una estricta política de admisión, que dice que sólo acepta huéspedes que vayan a morir en menos de dos semanas.

Dicho lugar se encuentra en uno de los lugares más espirituales, además se dice que un baño en el río Ganges te purifica todos tus pegados y su el cuerpo de las personas llegan hacer incinerado a sus orillas libra las almas de la reencarnación, hacer esto es un pasaporte directo a la salvación.

En una callejuela a un corto paseo del río, un pequeño jardín da paso a un edificio de fachada color cereza, cornisas amarillas y ventanas verdes. Nada más cruzar la puerta de la Casa de la Liberación, la estética amable del exterior muere a manos del gris que lo inunda todo.

Doce austeras habitaciones con las paredes desconchadas se disponen en dos andares alrededor de un patio central, en el que yace, solitaria, una vieja silla de ruedas.

Once puertas abiertas de par en par reflejan un aforo casi completo.

Como uno de los requisitos todos los huéspedes deben estar acompañados de al menos dos familiares en el momento del registro, si bien en algunos casos, como el de Devi, sólo uno de ellos se aloja en el hotel y el otro regresa a su vida hasta el día del desenlace.

En las escaleras de acceso al río, las piras funerarias arden las 24 horas 365 días al año para cumplir con la alta demanda, elevando una hilera de humo al cielo por cada alma liberada.

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