Cynthia Pardo/ El Nacional
Un día como hoy pero de 1988 el huracán Gilberto azotó en Nuevo León, causando miles de destrozos y dejando la menos 300 muertos de los cuales 140 no fueron encontrados.
Ya han pasado 27 años de la tragedia que marcó al Estado y donde más de 20 mil personas resultaron damnificadas, perdiendo automóviles, casas y artículos personales como: ropa, documentos, electrodomésticos, entre otros.
En aquel tiempo el gobernador era Jorge A. Treviño quien contó a un medio de comunicación que convocó a una reunión a los alcaldes de cada ayuntamiento.
“El Palacio de Gobierno estaba si luz eléctrica, por la radio conovcamos a junta urgente de Gabinete y alcaldes del área metropolitana de Monterrey. Llegaron casi todos. El miedo, el temor se podían olfatear”, narró el mandatario.
Muchos de los tramos de la avenida Constitución y Morones Prieto fueron destruidos, así como los asentamientos en el lecho del río Santa Catarina, sobre todo San Pedro.
Cabe recordar que ese día habían salido tres camiones de Santa Catarina, repleto de pasaje, pero a la altura del puente Miravalle se enfrentaron con la fuerte corriente de agua y no pudieron salir de ahí.
Fueron policías judiciales quienes acudieron a su rescate para tratar de sacar los camiones y salvarlos, entre ellos Rogelio Ayala Contel se sumó al rescate como voluntario, ayudando con cuerdas, chalecos salvavidas y una cámara de llanta.
Ayala Contel de tan sólo 22 años que no pudo contener la impotencia y buscó ayudar a las personas; fue arrastrado por la corriente recorriendo al menos 32 kilómetros pero a su paso logró sostenerse de unas ramas antes de desembocar en el río San Juan y con ayuda de otros ahora fue él, el rescatado.
Según el Sistema Meteorológico Nacional, “Gilberto” fue uno de los cinco ciclones tropicales más intensos en el sigo XX que se originaron en el océano Atlántico.
Además rebasó los valores de la categoría cinco en la escala Saffir- Simpson y el grado 8 del máximo puntos en la Escala Internacional de Huracanes (EIH).
Luego de los lamentables hechos y gracias al arzobispo Adolfo Suárez Rivera, el colegio Seminario de Monterrey abrió a sus puertas a los damnificados para refugiarse en el lugar y alimentarse.
Mientras que en el municipio de Guadalupe se evacuaron 20 colonias para evitar daños mayores.
Los municipios de Linares, Montemorelos, Apodaca y Cadereyta resultaron también dañados severamente al sufrir deslaves los ríos Pilón, Ramos, Pesquería y Santa Catarina.
Sin duda el huracán “Gilberto” marcó a las familias de Nuevo León, quienes sufrieron la pérdida material o la de algún familiar.
Las fotografías del fenómeno natural se quedarán marcadas para siempre y la solidaridad que hubo entre los regios se destacará ante los fuertes e impresionantes hechos.