La administración de Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, planea implementar un sistema de deportaciones masivas a partir de enero de 2025. Según estimaciones oficiales, 1.6 millones de personas con órdenes de deportación ya emitidas serían las primeras en ser expulsadas.
Aunque una mayoría de los deportados serán ciudadanos mexicanos, el destino de otros migrantes es incierto debido a que algunos países de origen rechazan recibir de vuelta a sus nacionales. Esta situación representa un desafío adicional para las autoridades migratorias estadounidenses.
Durante el año fiscal 2024 (octubre de 2023 a septiembre de 2024), el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) escoltó fuera del país a 202,000 personas, de las cuales 63,959 fueron enviadas a México. Sin embargo, la promesa de Trump de deportar a todos los indocumentados podría enfrentar obstáculos logísticos y legales.
Estrategias propuestas por la administración Trump
Entre las medidas anunciadas por la próxima administración destacan:
- Construcción de campos de detención para ampliar la capacidad de los centros migratorios actuales.
- Procesamiento rápido de migrantes detenidos con recolección de datos como huellas dactilares, fotografías y otros identificadores.
- Deportaciones expeditas, salvo excepciones por razones humanitarias.
- Incremento del presupuesto para contratar más agentes migratorios, adquirir infraestructura, vehículos, armamento y combustible para vuelos de repatriación.
El plan de deportaciones requerirá un presupuesto significativo, pero el Congreso, con mayorías republicanas, parece dispuesto a respaldar las iniciativas. Lindsey Graham, senador cercano a Trump, declaró que la prioridad será “retomar el control de la frontera y del sistema migratorio”.
Durante la reunión del Comité de Asuntos Judiciales el pasado 10 de diciembre, se recordó la Operación Espalda Mojada de 1954, en la que se deportó a más de un millón de mexicanos en un solo año. Este antecedente histórico ha generado comparaciones con los planes actuales, subrayando la complejidad social, política y económica de ejecutar un plan de esta magnitud.
La promesa de deportaciones masivas plantea múltiples desafíos logísticos, económicos y diplomáticos.
Redacción/El Nacional