En una publicación realizada este viernes, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su intención de trabajar con el Partido Republicano para eliminar el horario de verano una vez que asuma el cargo en poco más de un mes.

“El horario de verano es inconveniente y muy costoso para nuestra nación”, escribió Trump en su red social, destacando que, aunque tiene un “pequeño pero fuerte grupo de seguidores”, no debería seguir vigente.

El horario de verano, adoptado por primera vez como medida temporal durante la Segunda Guerra Mundial en 1942, busca maximizar la luz solar durante los meses de verano al adelantar los relojes en primavera y retrasarlos en otoño. Sin embargo, esta práctica ha sido objeto de debate durante años, con críticos que cuestionan su utilidad y efectividad.

Trump también señaló su apoyo a propuestas anteriores, como la Ley de Protección de Luz del Sol, promovida por legisladores como el senador de Florida Marco Rubio, a quien Trump ha designado para dirigir el Departamento de Estado. Dicha ley proponía mantener la hora de verano de forma permanente y evitar los cambios bianuales de horario.

El senador republicano Rick Scott, también de Florida, destacó previamente que “cambiar el reloj dos veces al año es anticuado e innecesario”, y varios grupos médicos han respaldado la eliminación de los cambios de horario. Organizaciones como la Asociación Médica Estadounidense y la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño sugieren que mantener el horario estándar es más coherente con el ciclo natural del Sol y la biología humana.

Aunque la mayoría de los países no realizan cambios horarios, aquellos que sí lo hacen enfrentan problemas de coordinación por las variaciones de fechas en los ajustes de reloj. En Estados Unidos, algunos estados como Arizona y Hawai ya han optado por no implementar el horario de verano, un modelo que podría expandirse a nivel nacional bajo esta iniciativa.

La propuesta de Trump abre la puerta a un debate renovado sobre si esta práctica debería mantenerse en el siglo XXI o quedar en el pasado.

Redacción/El Nacional