El gobierno de Joe Biden anunció su disposición a reconocer y apoyar a un nuevo gobierno en Siria, siempre y cuando cumpla con ciertos requisitos clave: renunciar al terrorismo, destruir arsenales de armas químicas, proteger los derechos de las minorías y las mujeres, y evitar que el país se convierta en base para actividades terroristas.
En un comunicado, el secretario de Estado Antony Blinken subrayó la necesidad de una transición ordenada y de garantizar que el nuevo gobierno se comprometa a respetar los derechos humanos y a facilitar asistencia humanitaria. Además, Blinken mencionó que los sirios deben decidir su futuro sin interferencias externas, llamando a un proceso inclusivo y transparente.
Esta postura surge luego de la caída del régimen de Bashar Assad, producto de ataques liderados por el grupo rebelde Hayat Tahrir al-Sham (HTS), clasificado por Estados Unidos como organización terrorista desde 2018. El Departamento de Estado indicó que podría revisar esta designación si el grupo adopta medidas concretas para revertir las razones que motivaron dicha clasificación.
Por su parte, el representante de Florida Mike Waltz, próximo asesor de seguridad nacional bajo el liderazgo de Donald Trump, señaló que se está evaluando la postura hacia HTS, destacando que el grupo parece haber evitado acciones extremas como las cometidas anteriormente por otros actores.
Entretanto, Trump, en declaraciones recientes, abogó por mantener a Estados Unidos fuera del conflicto en Siria, aunque las fuerzas estadounidenses continúan realizando operaciones contra células del Estado Islámico (EI) en la región. Además, el general Erik Kurilla, comandante del Comando Central, visitó este martes a tropas estadounidenses y a aliados kurdos en Siria para coordinar esfuerzos en la lucha contra el terrorismo.
Este complejo panorama subraya la incertidumbre y los desafíos inherentes a la reconstrucción de Siria y la estabilidad de la región.
Redacción/El Nacional