La decisión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de permitir que Ucrania utilice misiles de largo alcance suministrados por su país para atacar objetivos dentro de Rusia ha provocado reacciones polarizadas y advertencias alarmantes desde Moscú. El anuncio llega justo cuando se aproxima el milésimo día de la guerra, añadiendo una dimensión nueva e incierta al conflicto.

Ataques y tensiones en aumento

El cambio en la política estadounidense coincidió con un ataque balístico ruso que impactó en una zona residencial de Sumy, Ucrania, dejando 11 muertos y 84 heridos, incluidos dos niños. Simultáneamente, misiles rusos golpearon edificios en Odesa, causando la muerte de al menos ocho personas y dejando 18 heridos.

Washington había restringido previamente el uso de sus armas para evitar una escalada directa con Rusia. Sin embargo, funcionarios estadounidenses confirmaron que esas limitaciones se están flexibilizando, aunque el alcance específico de las nuevas directrices no se ha detallado.

Reacciones desde Moscú y Kiev

El Kremlin calificó el movimiento como una escalada significativa. Dmitry Peskov, portavoz del presidente Vladimir Putin, recordó las declaraciones previas de Putin sobre que tal decisión “cambiaría la naturaleza misma del conflicto”, poniendo a Estados Unidos y a los países de la OTAN en una posición de enfrentamiento directo con Rusia.

Por su parte, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, evitó celebraciones públicas, señalando que los ataques “no se hacen con palabras” y dejando que los “misiles hablen por sí mismos”.

Implicaciones globales

Los aliados occidentales han reaccionado divididos, mientras que figuras del Kremlin, como Leonid Slutsky, acusaron a Biden de llevar al mundo hacia una posible “tercera guerra mundial”. Por otro lado, Donald Trump, próximo a asumir la presidencia en Estados Unidos, ha prometido terminar la guerra rápidamente, generando incertidumbre sobre el futuro del apoyo militar estadounidense a Ucrania.

Con los combates intensificándose y el riesgo de una escalada global, el conflicto entre Ucrania y Rusia entra en una fase aún más impredecible.

Redacción/El Nacional