“Yo no voy a suministrar las armas”, declaración que generó la primera grieta diplomática entre ambos países en los últimos cuarenta años.

En una entrevista la cadena de televisión CNN, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cuando le preguntaron sobre qué pasaría si Israel continuara con una invasión planificada a Rafah, el mandatario respondió enfáticamente:  “Yo no voy a suministrar las armas”, declaración que generó la primera grieta diplomática entre ambos países en los últimos cuarenta años.

Biden ha estado bajo presión sostenida al interior de Estados Unidos y en el extranjero para ayudar a evitar el aumento de víctimas civiles y el empeoramiento de la crisis humanitaria en Gaza, aunque cruzó el umbral de retener envíos de armas a Israel, su aliado estratégico más cercano en la región.

Desde el comienzo de la guerra entre Israel y el grupo extremista palestino Hamás, Biden ha estado atrapado en una división política entre un Partido Republicano proisraelí y su propio Partido Demócrata, profundamente dividido, explicó a BBC Mundo Aaron David Miller, exanalista del Departamento de Estado y  negociador de paz en Medio Oriente.

Hasta ahora el presidente ha parecido reacio a hacer cualquier cosa que pueda dañar la relación entre Estados Unidos e Israel, añade Miller. “Lo que cambió la situación fue la percepción de Biden de que los israelíes estaban cerca de invadir Rafah”, argumenta.

La semana pasada, Israel dijo que sus fuerzas terrestres estaban iniciando “actividades selectivas” en el este de la ciudad, y se decía que los tanques israelíes estaban concentrados cerca de las zonas urbanizadas. Los residentes informaron del sonido constante de los bombardeos y dijeron que los hospitales que apenas funcionaban estaban abrumados por los heridos.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) indica que más de 100.000 personas han huido de la zona del conflicto y se enfrentan a una grave escasez de alojamiento, alimentos, agua y servicios sanitarios.

El primer ministro Benjamín Netanyahu ha prometido en repetidas ocasiones lanzar una invasión terrestre total contra la ciudad, donde residen más de un millón de palestinos desplazados, con el argumento de que se requiere una operación importante para destruir los cuatro batallones restantes de Hamás escondidos allí, y que se llevará a cabo independientemente de si las conversaciones de alto el fuego tienen éxito.

Washington le ha instado repetidamente a que no lo haga, presionando para que se lleve a cabo una “operación más selectiva” en Rafah contra Hamás. Miller dice que el presidente estadounidense teme que una invasión de Rafah “socavaría fundamentalmente cualquier posibilidad de reducir la escalada de la guerra y liberar a los rehenes”.

El exfuncionario, que pasó varios años como asesor de administraciones en las que sirvió Biden, afirma que el mandatario también quiere evitar una crisis con el vecino Egipto y que existe el riesgo de que una invasión provoque más angustia y divisiones en el Partido Demócrata.

Redacción/El Nacional