Científicos del Museo del Desierto (Mude) y la delegación en Coahuila del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) presentaron el hallazgo e investigación de un reptil marino.
Restos del cráneo del Yaguarasaurus regiomontanus fueron hallados en el municipio de Vallecillo, en Nuevo León, por un grupo de cantereros que trabajan la piedra laja.
El hallazgo reveló que se trataba de una especie única en México, perteneciente a la familia de los Yaguarasaurus previamente encontrados en Colombia. Por eso, recibió el nombre de “regiomontanus.”
En el evento estuvieron presentes el delegado del INAH en Coahuila, Francisco Aguilar; el director de colecciones del Mude, José Padilla; y el jefe del departamento de paleontología del Museo, Héctor Rivera Silva, quien también lideró la investigación.
“La importancia de este ejemplar es que es la primera especie que se describe de la familia de los mosasaurios. Yaguarasaurus regiomontanus es la primera especie oficial de Mosasaurio que se describe para México”, declaró José Padilla.
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Rivera Silva explicó que el animal, un reptil marino, corresponde a una especie que ya no se encuentra en la actualidad. La especie, de unos cinco metros de longitud, se alimentaba principalmente de peces y compartía características de adaptación al mundo marino, dieta carnívora y clasificación dental con los tiburones actuales.
En la representación gráfica realizada por el paleoartista Luis Rey, se aprecia una lengua similar a las de las serpientes, misma que si bien no se aprecia en los restos encontrados en Nuevo León, se infiere que la tenía.
“La lengua es algo muy raro, por eso me gustó mucho esta reconstrucción, porque es algo muy novedoso. Todos los Mosasaurios son varánidos, pertenecientes a los lepidosauromorfos como el Dragón de Komodo. Todo este tipo de animales tienen lengua para poder sentir su entorno. ¿Por qué no tendría una lengua si todo el grupo (de Mosasaurios) la tiene?”, explicó el doctor Rivera Silva.
La investigación, en colaboración con la Universidad de las Américas y la Universidad de Bath en el Reino Unido, se publicó el pasado viernes 17 de noviembre en la Revista Sudamericana de Ciencias de la Tierra.