Los esfuerzos de EU para combatir a los cárteles de la droga desde el interior de México están detenidos desde enero, ya que las tensas relaciones entre ambos países han congelado los intentos de acorralar a los capos del narco, según altos funcionarios de las actuales administraciones —y de anteriores— de las dos naciones.
Hasta hace poco, las autoridades de EU y México compartían de manera rutinaria, aunque con cautela, inteligencia sobre casos importantes, pero en diciembre, México promulgó una ley que requiere que las autoridades estadunidenses informen sobre sus contactos policiales en el país al gobierno mexicano, considerados ampliamente corruptos.
La nueva política ha llevado a los investigadores de ambos lados de la frontera a poner en pausa su cooperación, temerosos de que las nuevas reglas puedan comprometer los casos o, peor aún, la posibilidad de conseguir informantes.