Redacción/ El Nacional
Tras una esperar de casi 10 años para volver a levantar el trofeo Vince Lombardi pero Tom Brady ya puede los argumentar que es el mejor quarterback de todos los tiempos. Tiene cuatro anillos como Joe Montana, más partidos jugados que Elway y más triunfos en postemporada de que 21 equipos de la liga desde su fundación.
El triunfo 28-24 ante Seattle no pudo ser más angustioso, Jermaine Kearse hizo una de las jugadas que hubieran sido recordadas por toda la historia de no ser porque los Halcones Marinos no pudieron convertirse en bicampeones de la NFL.
El receptor, siempre menospreciado por los críticos, dejó al Seattle dentro de la yarda cinco y con toda la ventaja para intentar una anotación terrestre con el especialista que tiene Pete Carroll en Marshawn Lynch.
Pero el staff de entrenadores y el coordinador ofensivo Derrell Bevell le dieron una última oportunidad a los Patriotas al lanzar un pase que interceptó Malcolm Butler, el esquinero que le cambió la cara a esta defensiva junto a Darrelle Revis y que hace un año se coronaba tras vencer a Seattle.
La pérdida de balón con 20 segundos cerró un partido que pocos hubieran imaginado tan apretado y sobre todo con tantas anotaciones. La partida, a pesar del sufrimiento, la volvió a ganar Bill Belichick, que tendrá que tomarse unos días para festejar y luego pensar en el tema de los balones desinflados, que les presume una sanción para la próxima campaña.
El primer cuarto pasó muy rápido, demasiadas jugadas terrestres de ambos y solo Nueva Inglaterra pudo ligar primeras oportunidades, pero la defensiva de Seattle dejó claro porque están aquí de nuevo y después de presionar a Brady, Jeremy Lane se quedó con el ovoide en la zona de anotación para impedir que se abriera el marcador. En la jugada, el esquinero sufrió una escandalosa lesión en el brazo que lo dejó fuera del partido.
El quarterback de los Patriotas sabía que su sexto Super Bowl no sería un día de campo pero el fantasma del último, cuando los Gigantes pudieron presionarlo y abrieron el partido con un safety regresó por unos segundos.
La historia fue diferente, porque estos Patriotas se defienden como no lo hacían en una década, a Russell Wilson le tomó hasta los últimos cinco minutos de la primera mitad para completar su primer pase, pero con él la primera vez que pudieron descifrar a Nueva Inglaterra.
Una recepción de 44 yardas de Chris Matthews abrió el camino para una anotación terrestre de Marshawn Lynch, el corazón de esta ofensiva, cargando con la mayor parte de las jugadas.
Matthews, que pasó del equipo de prácticas de los Browns de Cleveland al futbol americano de Canadá antes de firmar con Seattle y tuvo su primera recepción como profesional.
La secundaria de los Patriotas se derrumbó a ante un receptor que nunca había sido titular en su carrera y que tenía como único logro, haber recuperado la patada corta en los minutos finales del juego de Campeonato de la NFC ante Green Bay.
Brady terminó la primera mitad con record de pases completos con 20, también alcanzó a Joe Montana cuando conectó con Rob Gronkowski para 22 yardas, pero a Wilson le bastó con muy poco para mantener al Seattle en el partido y con lanzamientos de más de 30 yardas se las arreglaron para anotar de nuevo en otra jugada para el “novato” Matthews con seis segundos en el reloj de la primera mitad.
Ese cierre espectacular le dio el momento del partido a los Halcones Marinos, en el tercer cuarto interceptaron de nuevo a Brady, esta vez una gran anticipación de Bobby Wagner, que terminó en siete puntos más para los de Seattle.
Con el marcador 24-14 llegó otro momento de esos que marcan la diferencia entre el número 12 de los Pats y el resto de su generación. Con buena protección de la línea ofensiva comandó dos largas series en el último cuarto, la primera para siete puntos con una anotación por aire a Danny Amendola y la segunda con el mismo resultado para Julian Edelman.
Llegó así a 13 anotaciones en su media docena de visitas al juego del campeonato de la NFL, arriba de Montana y de cualquiera que haya jugado este deporte.
Pero esta vez le dejó una oportunidad a Wilson, la famosa ofensiva de dos minutos que domina, esta vez fue para los rivales, que siguieron abusando de los problemas de los Patriotas en defensiva.
Con un minuto y ocho segundos por jugar, Kearse se quedo un pase estando en el suelo, después de ser bateado y al darse cuenta de que tenía el balón todavía ganó unas cuantas yardas.
Pudo ser la jugada del año, una de las más grandes en 49 años de Super Bowl, pero no fue así, hoy queda poco que debatir, los Patriotas son el mejor equipo en los últimos 15 años y Brady tendrá que esperar muchos años para que alguien pueda alcanzarlo.