El-Parlamento-uruguayo-votará-sobre-la-legalización-de-la-marihuana-el-31-de-julio

Redacción/ El Nacional

 

La legalización de la mariguana ha comenzado a tener eco en América Latina, tras la legalización por parte de Uruguay a finales del año 2013.

“Alguien tiene que ser el primero, porque estamos perdiendo la batalla contra las drogas y la criminalidad en el continente”, dijo el presidente uruguayo, José Mujica, al presentar su audaz idea.

Un año después de la ley que ha convertido al país en el único en el mundo en producir mariguana de forma regulada, su venta en farmacias aún está a la espera.

Mientras tanto, según la Junta Nacional de Drogas (JND), el país de 3.3 millones de habitantes ya tiene 1,300 autocultivadores inscritos y seis clubes formados de hasta 45 usuarios cada uno.

Sus vecinos están intrigados: “Como Uruguay aún no ha sufrido grandes consecuencias negativas, en términos de relaciones internacionales, política externa, sanciones o rechazo interno, se ha vuelto una opción a considerar para otros países”, explica John Walsh, analista del “think tank” Oficina de Washington para América Latina.

“El caso de Uruguay llevó a varios países a considerar, cuando menos, dar algunos pasos en esa dirección”, señaló Pien Metaal, experta del Centro de estudios del Instituto Transnacional, en Amsterdam. “No hay vuelta atrás. (El genio) ya salió de la lámpara mágica y no hay forma de volver a hacerlo entrar”, apuntó.

A fines de octubre, Chile se convirtió en el primer país de la región en permitir el cultivo de mariguana con fines terapéuticos, aunque se la sigue considerando una droga dura. Un proyecto de ley busca despenalizar su cultivo para uso personal.

En Colombia, el Parlamento debate un proyecto para su uso médico que cuenta con el apoyo del presidente de centroderecha, Juan Manuel Santos. En Argentina, un proyecto de ley defendido por el secretario general de la presidencia, Aníbal Fernández, aspira a despenalizar el cultivo para uso personal, pero el gobierno se opone. El texto también incluye la despenalización del consumo y su uso terapéutico.

De cualquier manera, en varios países de la región, la posesión de droga para uso personal no está penalizada.