La llama olímpica será mostrada en Tokio, muy cerca del nuevo Estadio Nacional donde se suponía iba a arder hace un mes.

El fuego llegó a Japón procedente de Grecia en marzo y había estado mayormente oculta en Tokio desde que los Juegos Olímpicos fueron aplazados al año próximo por la pandemia de coronavirus.

La llama fue presentada el lunes en una discreta ceremonia en la que participaron Yoshiro Mori, el presidente del comité organizador de las justas, y Yasuhiro Yamashita, el presidente del comité olímpico de Japón.

En esta situación del COVID-19, creo que los deportistas que estarán en los Juegos Olímpicos y los Paraolímpicos se están entrenando duramente cada día, con una gran ansiedad”, dijo Yamashita, un ex campeón olímpico de judo. “Estoy convencido que el despliegue de la antorcha hoy alentará los corazones de esos deportistas”.

Mori añadió: “Confío que esta llama podrá ser paseada por 10.000 personas el año próximo y el pebetero será encendido para que los Juegos sean un enorme éxito.

La llama será desplegada a partir del martes en el nuevo Museo Olímpico de Japón, por lo menos durante los próximos dos meses. Los visitantes sólo podrán ingresar al museo, situado frente al nuevo estadio, tras hacer una reservación.

El despliegue de la llama se produce apenas días que el primer ministro japonés Shinzo Abe anunció su intención.

La suerte de la cita de Tokio es toda una incógnita.

Tanto los organizadores como el Comité Olímpico Internacional insisten que serán inaugurados el 23 de julio de 2021. Pero no han brindado ningún tipo de detalle sobre cómo se velará la salud de los 15.000 deportistas olímpicos y paraolímpicos en Tokio.

Miles de otras personas, entre dirigentes, árbitros y periodistas, también necesitarán entrar a Japón.

El COI asegura que quiere tener público en las competencias, pero no ha explicado cómo lo hará realidad, o si se permitirá la presencia de espectadores extranjeros.

No será hasta el otoño cuando los organizadores empezarían a comunicar los planes, o incluso hasta el año entrante al medir el impacto de la situación de la pandemia.