El gobierno de Estados Unidos continúa con sus planes para con el muro fronterizo incluso aunque las comunidades en donde se construye protestan por la presencia de trabajadores debido al COVID-19.
De acuerdo a la información, el gobierno modificó el 24 de marzo un contrato para agregar 2.4 kilómetros de un muro fronterizo de 9 metros de altura, con la parte superior angulada y una placa para evitar que sea escalado, a un costo de 55.8 millones de dólares.
El gobierno federal pretende otorgar otro contrato de 50 millones de dólares el próximo mes para agregar cables de fibra óptica, iluminación, circuito cerrado de televisión, un sistema de detección terrestre y señalización.
Ante esto, legisladores y activistas piden que se pare la construcción durante la epidemia del COVID-19, ya que alegan que los trabajadores ponen en riesgo a las pequeñas comunidades fronterizas con pocos recursos de atención médica.