Un día como hoy pero de 1695 falleció a causa de ‘la peste’ la religiosa jerónima y escritora novohispana, Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, o mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz.

Fue a la edad de 43 años cuando la exponente del Siglo de Oro de la literatura en español, perdió la batalla contra la epidemia  que aquejó a la entonces capital de la Nueva España; una enfermedad que afectó de manera grave al Convento de San jerónimo y a toda aquella zona de la ciudad, como recuerda Martha Lilia Tenorio, investigadora de El Colegio de México.

Pese a su corto periodo de vida Sor Juana cultivó la lírica, el auto sacramental y el teatro, así como la prosa.

Entre sus principales obras se encuentran: Neptuno alegórico (1680), Carta atenagórica (1690), Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691); para teatro escribió los autos sacramentales El cetro de José; El mártir del sacramento, San Hermenegildo y El divino Narciso (1689) y dos comedias: Los empeños de una casa (1683) y Amor es más laberinto (1689). Asimismo, destacó en la poesía, dentro de ésta, se encuentra la compilación de Inundación castálida (1689), y el poema filosófico Primero Sueño (1692). Su lírica incluye una gran variedad de formas: romances, endechas, redondillas, décimas, glosas, sonetos, liras, ovillejos, silvas y villancicos.

Su anhelo de conocimiento la llevó a tomar los hábitos en 1669. Se conoce la obra que Sor Juana tenía inédita cuando fue condenada a destruir sus escritos. Su obra dramática va de lo religioso a lo profano.

Al ser considerada “un gran ejemplo para el pueblo mexicano”, en noviembre de 2018, por decreto del presidente Enrique Peña Nieto, fue declarada Mujer Ilustre gracias a su “aportación destacada en los campos de las ciencias, de las artes y de la cultura nacional”.

Redacción/ El Nacional