Jayne Carpenter, una ex enfermera de 51 años, perdió sus dos piernas, cuatro dedos de su mano derecha y su brazo izquierdo debido a una sepsis.
Su vida cambió en el 2016, cuando desarrolló lo que pensó que era una tos. “Había tenido una tos bastante fuerte y estaba tosiendo flema de color oscuro“, recordó la mujer, agregando que pensaba que solo era un virus “bastante trivial”.
Al arribar al hospital los doctores pensaron que se trataba de neumonía, pero su condición fue empeorando hasta que cayó en un coma debido al shock séptico que hizo que sus órganos fallaran.
Cuando despertó, Carpenter sufrió una amputación cuádruple, los doctores le advirtieron a su esposo que si no tomaban estas medidas, Carpenter no sobreviviría.
En total la ex enfermera perdió las dos piernas, el brazo izquierdo justo debajo del codo y cuatro dedos de la mano derecha. Aunque su pulgar estaba siendo invadido por tejido necrótico, los doctores se empeñaron en salvar ese dedo restante, pues haría la diferencia entre la dependencia total o un poco más de autonomía.