Desde la década de los 90, varios estudios han demostrado un vínculo tentativo entre la genética y la orientación sexual, resultados que han buscado desmentir la teoría simplista de un “gen gay”.

Un nuevo estudio publicado en la revista Science (y que le da seguimiento a un estudio publicado el año pasado por el mismo equipo de investigadores) asegura que el factor genético que determina el comportamiento sexual no se debe a un solo gen, sino a cientos, quizás miles de genes, cada uno aportando un efecto diminuto.

Al igual así, la suma de todos estos efectos en el genoma humano apenas podría explicar del 8% al 25% del comportamiento no-heterosexual de un individuo. El resto se debe a “influencias ambientales”, lo que abarca desde la exposición hormonal en el vientre hasta influencias sociales en la adolescencia.

Aunque el factor genético no puede ser menospreciado, éste no lo explica todo, tal como indica Ben Neale, miembro del Broad Institute de Harvard y el MIT: medio millón de personas, la gran mayoría del Reino Unido, enfocado en la conducta sexual.

“¿Alguna vez ha tenido relaciones sexuales con una persona del mismo sexo?” fue la pregunta se le hizo a los encuestados, y de ahí se trabajó con los marcadores de ADN de los voluntarios.

Es un comportamiento complejo donde la genética juega un papel, pero probablemente de forma minoritaria. El efecto del ambiente existe, pero no podemos medirlo exactamente.

Indicó Fah Sathirapongsasuti, uno de los investigadores que contribuyeron al estudio con perfiles genéticos de los voluntarios.

Redacción/El nacional