Después de una serie de obstáculos, Pablo, un sacerdote de 40 años, salió del clóset y decidió dejar el sacerdocio para casarse con su pareja Óscar, con quien planea un futuro juntos y hasta, en una de esas, adoptar.

Pablo dedicó la mayoría de su tiempo a la Iglesia, a los 10 años fue asistente de un cura, el cual lo convenció de ir a un retiro espiritual. Para el año siguiente, asistió a un seminario y terminando sus siete años de estudios, se ordenó en Salta e inició como sacerdote.

Su primer experiencia como homosexual fue a los 21 años, cuando estaba en el seminario para ser sacerdote. Fue con un colombiano, con el que tuvo tocamientos en su habitación.

Pablo también ejerció como docente en el Colegio San Agustín, en la Ciudad de Buenos Aires, donde duró ocho años, los cuales argumenta que fueron sus favoritos de la vida eclesiástica.

El sacerdote estaba en constante movimiento debido a su trabajo, que le consumía la mayoría del tiempo. Hasta que lo trasladaron a San Agustín, a la parroquia San Martín de Tours, donde tenía mucho tiempo libre y se llegó a acostar con diversas personas por medio de una app “sala de chat gay”.

Fue hasta julio del 2016, que Pablo decidió tomar un año sabático para pensar con claridad y organizar sus deberes religiosos, pero nunca regresó.

Durante ese año, conoció por Facebook a Óscar, con quien mantuvo relaciones sexuales y salía con él en secreto. Pablo fastidiado de su vida con la Iglesia, inició trámites para desvincularse.

La manera más sencilla y rápida de hacerlo era casarse, por lo que al poco tiempo de conocer a Óscar, decidieron casarse.

Pablo comentó que no cree que Jesús lo condene por amar a otro hombre, aunque digan que hasta el último día de tu vida debes arrepentirte de tus pecados, él jamás de arrepentirá de casarse con Óscar.

Redacción/El Nacional