Agencias/ El Nacional
La experta Luz María Arce Romero dijo que el consumo de tabaco acelera cuatro veces el proceso degenerativo que acompaña a la orbitopatía de Graves (caracterizada por ojos ‘saltones’), motivo por el cual los pacientes podrían perder la vista en cuestión de meses.
Señaló que “lamentablemente los síntomas de esta enfermedad (temblor fino de manos, carácter irascible, pérdida repentina de peso e insomnio) se asocian al nerviosismo o estrés”.
“Lo que para muchos pacientes justifica el consumo de tabaco, sin comprender que se crea un círculo vicioso en el que se compromete, de manera irreversible, el sentido de la vista”, añadió.
La especialista en oftalmología adscrita al Hospital de Especialidades del IMSS en Jalisco indicó que se trata de una patología autoinmune, “en determinado momento comienza una reacción de defensa en el nódulo tiroideo y el cuerpo se defiende de su propio tejido”.
“Son más vulnerables las personas con antecedentes familiares, pero definitivamente hay zonas con mucha incidencia, caso de Jalisco y Michoacán, los pacientes de este último llegan en condiciones más agudas”, aseguró.
Comentó que en consulta especializada se reciben entre 80 y 100 casos mensuales, ‘hay pacientes a partir de los 16 años de edad, aunque la etapa con mayor incidencia está entre la tercera y cuarta década de vida’.
“De acuerdo a la gravedad de la orbitopatía, el tratamiento puede ser conservador o quirúrgico; ocho de cada 10 pacientes son mujeres, pero en los hombres la enfermedad es más agresiva”, enfatizó.
Arce Romero explicó que desde el inicio de los síntomas hasta el requerimiento de una cirugía pasan entre seis meses y un año, pero la evolución varía.
Detalló que algunas de las características que podrían despertar la sospecha de orbitopatía de Graves son problemas en la tiroides personales o familiares, aumento en la frecuencia cardiaca, ojos secos y/o rojos con sensación de ‘basurita’ y que no mejoran con la aplicación de antiinflamatorios tópicos.
“La protusión” o “salida” de las órbitas oculares se debe al aumento en los niveles de grasa y de músculo en los ojos, de manera que salen de su posición original también los nervios ópticos, el diagnóstico se precisa con una tomografía y una resonancia, porque muchas veces los cambios en la anatomía del ojo se confunden con la aparición de tumores oculares’, apuntó.
Aconsejó que si hay antecedentes familiares de orbitopatía de Graves, “el paciente se debe realizar un perfil tiroideo entre los 30 y 40 años de edad, si los indicadores se encuentran fuera de la normalidad, se iniciará un protocolo de estudio glandular en busca de datos sutiles que sugieran el inicio de la patología, a fin de evitar la ceguera”.