Después de casi tres meses de testimonios sobre una vasta conspiración de narcotraficantes impregnada de violencia, un jurado comenzó hoy las deliberaciones en el juicio contra el capo mexicano Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.
El juez Brian Cogan envió a las 8 mujeres y 4 hombres del jurado popular a la sala de deliberación de donde tendrán que decidir si el capo es culpable o no de los diez delitos que se le imputan.
La jornada final del proceso judicial, el día 39, concluyó con una tediosa sesión de lectura de instrucciones para los jurados. El juez Cogan leyó por casi tres horas las normativas y explicaciones; a partir de ahora el futuro de ‘El Chapo’ ya está en manos de doce neoyorquinos.
‘El Chapo’, al entrar a la sala, saludó con un fuerte abrazo a sus tres abogados, sabiendo que era la última jornada de un proceso que se remonta a hace más de dos años, cuando fue extraditado.
Si bien había sido habitual su presencia, la esposa del Chapo, Emma Coronel, no acudió este lunes a la corte de Brooklyn para seguir el proceso, en el que se pudo apreciar al acusado sonriente y relajado.
Las instrucciones al jurado se retrasaron durante una hora porque el juez Cogan quiso saber si habían estado expuestos a la cobertura de la prensa de este caso durante el fin de semana, sin explicar a qué se refería, aunque hizo claro que confiaba en ellos.
El sábado se hizo público un documento que había permanecido sellado durante el proceso judicial, que señala que según un testigo cooperante, el acusado había sostenido relaciones sexuales con menores de trece años, a las que previamente drogaba.
Según el documento, la Fiscalía no usó esta información como evidencia durante el juicio porque no confiaba en la credibilidad del testigo en este tema. El acusado negó la información a través de sus abogados.
Después de que el jurado fuera enviado a deliberar, apareció en la sala 8D de la corte federal de Brooklyn, el fiscal general de Estados Unidos, Matthew Whitaker, quien saludó uno por uno a los fiscales que estuvieron encargados del caso.
Al ser preguntado por si estaba contento por el equipo del gobierno respondió un conciso “sí”.
Por último, el narcotraficante mexicano agradeció afectuosamente a los intérpretes que lo tradujeron todo el juicio al español, mientras se retiraba a las catacumbas del edificio de la corte federal, a la celda donde esperará a que el jurado popular tome la decisión unánime sobre su futuro.